Sirvió al Estado durante mucho tiempo en la sombra, le susurró al oído a François Hollande, el más cercano al poder. Es a la luz de las librerías que el ex secretario general del Elíseo (2014-2017), Jean-Pierre Jouyet, vuelve en un libro “mea culpa”.
Como observación madurada a lo largo de cuarenta años de vida política, el autor de ¿Es realmente necesario, señor ministro? (Ed. Albin Michel) aplasta la gran máquina administrativa que él mismo no ha conseguido frenar. Esta misma máquina que, presidente tras presidente, ha disparado el gasto público y el “coste del Estado”. Como carteras ministeriales, donde ministros, asesores y altos funcionarios se aferran a su presupuesto por miedo a perder su poder.
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Todos los presidentes han dicho que quieren poner a dieta a sus tropas ministeriales, reduciendo sus costes y su número. Es el caso de Emmanuel Macron, quien, al día siguiente de su primera elección en 2017, se comprometió a nombrar un gobierno ajustado. Una promesa de campaña que rápidamente se desvaneció, como revela Jean-Pierre Jouyet en su obra. “El gobierno de Élisabeth Borne ha establecido un nuevo récord en una competición cuyo nivel es, sin embargo, el más alto: con un coste de 174 millones de euros, resulta ser la más cara de la historia de la Quinta República », escribe el hombre quien fue uno de los mentores de Emmanuel Macron.
La observación es aún más grave cuando el autor analiza el número de asesores que trabajan en los ministerios. “Tiene 565 asesores, es decir, más de 13 por ministerio o secretaría de Estado”, continúa el exjefe del Tesoro. Lejos de la cura adelgazante prometida por el presidente, que quería limitar a cinco el número de asesores por miembro del Gobierno. “En la primavera de 2023, (el gobierno) empleaba a 2.822 personas, entre ellas más de 2.200 alguaciles, secretarias, conductores, cocineros, agentes de seguridad…”, añade Jean-Pierre Jouyet.