Un resultado soviético, sin duda, pero no en todas partes. El día después de las elecciones presidenciales rusas en las que Vladimir Putin fue reelegido con el 87% de los votos, los resultados, definitivos o parciales, muestran un fuerte contraste entre el voto en Rusia y el de la diáspora, en Europa y en el Cáucaso. En Varsovia (Polonia), Praga (República Checa) y La Haya (Países Bajos), los resultados oficiales dan una clara mayoría al oponente liberal Vladislav Davankov. Este último, que sin embargo obtiene sólo el 3,86% de los votos a nivel nacional en tercera posición, obtiene respectivamente el 51,01%, el 59,89% y el 56,88% de los votos en estas tres ciudades. También en Ereván (Armenia), su puntuación es del 49,85%, la de Vladimir Putin del 32,87%.
En Francia, donde los resultados aún no se han publicado, una encuesta a pie de urna organizada en París por voluntarios muestra un resultado similar. Según esta encuesta realizada de forma no académica, sólo el 11% de los rusos en Francia habrían votado por Vladimir Putin, frente al 51% por Vladislav Davankov, y el 28% habrían anulado su voto en señal de protesta.
Entre los tres candidatos que desempeñaron el papel de adversarios títeres de Vladimir Putin en la campaña, Vladislav Davankov, de 40 años y el candidato más joven de las elecciones, encarnaba un programa bastante liberal. Este ex empresario se convirtió en diputado en 2021 bajo los colores del partido “Novye liudi” (Pueblo Nuevo) y luego vicepresidente de la Duma, la cámara baja del Parlamento ruso. En el plano económico, el partido que dirige defiende una mayor libertad para las empresas, la modernización de la economía y la descentralización del Estado federal. Vladislav Davankov, que también se presentó a la alcaldía de Moscú en 2023, donde obtuvo el 5,3% de los votos, también pidió rehabilitar la red social Instagram en Rusia, prohibida desde 2022.
Pero destacó sobre todo por sus posiciones menos bélicas, aunque sus declaraciones a este respecto sean en realidad ambiguas. Al comienzo de la invasión de Ucrania, su partido fue el único que no apoyó el reconocimiento de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, antes de cambiar de opinión. En su sitio, el candidato indicó que estaba a favor de la “paz” a través de “negociaciones” con Ucrania, pero siempre sobre la base de las condiciones de Moscú. En su programa pidió la normalización de las relaciones con Occidente y abogó por el fin de la «persecución de los disidentes y de la censura ideológica», pero su partido votó en el Parlamento a favor de todas las leyes represivas en Rusia.
Pese a estos escasos signos de una orientación más liberal, el candidato apoya ampliamente la política de Vladimir Putin. ¿Qué hizo para convencer a la diáspora? Para Tatiana Kastoueva-Jean, directora del centro Rusia y Eurasia del Ifri, esta votación es ante todo la segunda mejor opción: “Alexeï Navalny, antes de su muerte, y los demás miembros de la oposición que le siguieron pidieron votar por cualquier candidato. aparte de Putin. Sin embargo, Davankov es el candidato más joven y menos antipático, con su tímido mensaje pacifista”, explica el especialista.
El ligero matiz mostrado por el candidato al promover la invasión de Ucrania no era en absoluto pacifista, señala el investigador, sino que pretendía recuperar votos de protesta a favor de Boris Nadezhdine, el candidato de la oposición rechazado. De hecho, Vladislav Davankov fue el único candidato que apoyó oficialmente la candidatura de este ex diputado abiertamente opuesto a la invasión de Ucrania, antes de que su candidatura fuera invalidada por el Kremlin. Este apoyo no fue en modo alguno un signo de apertura política, sino más bien un juego de tontos para absorber los votos de la oposición, afirma Tatiana Kastoueva-Jean, que recuerda que «Davankov es una parte integrante del sistema, y su partido la creación de la administración presidencial.
Sin embargo, a falta de una alternativa, algunos miembros de la oposición, como el bloguero Maxime Katz, seguido por muchos jóvenes, habían llamado a votar específicamente por este candidato. Su resultado ventajoso es, pues, “claramente anti-Putin”, insiste Tatiana Kastoueva-Jean. “Si Nadezhdine hubiera podido participar, habría ganado entre los rusos de la diáspora”, asegura el especialista.