Se lanzó un cóctel molotov contra la embajada sueca en Beirut, pero el proyectil no explotó, dijo a la AFP una fuente diplomática sueca el jueves 10 de agosto, luego de los llamados para expulsar al embajador por profanaciones del Corán en su país.
“Confirmamos que anoche se lanzó un cóctel molotov contra la fachada de nuestra embajada, que no explotó”, dijo una fuente de la embajada, ubicada en el centro de Beirut. “El atacante logró darse a la fuga”, agregó esta fuente.
En Estocolmo, el canciller Tobias Billström subrayó que “el gobierno se está tomando el asunto en serio. Por suerte nadie resultó herido” en el incidente, dijo. “El personal de nuestra embajada está a salvo y el Ministerio de Asuntos Exteriores está en contacto permanente con ellos”, subrayó el ministro, recordando a las autoridades libanesas que tienen la “obligación de proteger las misiones diplomáticas”.
Los servicios de seguridad libaneses habían endurecido las medidas en torno a la embajada sueca por temor a un ataque, tras repetidas profanaciones del Corán en Suecia. A finales de julio, dos hombres habían prendido fuego a un ejemplar del Corán frente al Parlamento de Estocolmo. A finales de junio, estos mismos dos hombres habían quemado unas páginas del Corán frente a la mayor mezquita de la capital sueca, y el 20 de julio habían vuelto a profanar este texto, sin quemarlo, frente a la embajada iraquí.
Estas acciones provocaron una gran tensión en el mundo musulmán y la embajada sueca en Bagdad fue incendiada antes de ser repatriada temporalmente a Estocolmo. En Líbano se habían producido manifestaciones contra los suecos y el líder del proiraní Hezbollah, Hassan Nasrallah, había pedido la expulsión del embajador sueco. En una entrevista con Al-Mayadeen TV el 29 de julio, el ministro de Relaciones Exteriores libanés, Abdallah Bouhabib, afirmó que el embajador se había ido de Beirut para unas vacaciones originalmente planeadas para una semana, y agregó que las autoridades libanesas le habían pedido que extendiera su licencia.