La Nupes vuelve a deferir al Consejo Constitucional. Tras la aprobación definitiva de la ley «anti-okupación» en el Parlamento el 14 de junio, la izquierda anunció el lunes que se había apoderado del alto tribunal con la esperanza de censurar un texto. Esta ley «destinada a proteger las viviendas contra la ocupación ilegal» -encabezada por el diputado renacentista Guillaume Kasbarian- agiliza notablemente los procedimientos judiciales en caso de impago de alquileres y triplica las penas en que incurren los ocupantes ilegales, hasta 3 años de prisión y multa de 45.000 euros.

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Un “acceso de severidad”, contrario al principio de “proporcionalidad de las sentencias”, y al objetivo constitucional del “derecho a la vivienda digna”, escriben diputados de los cuatro grupos (LFI, PS, comunista, ecologista). Apoyado por el Gobierno, el texto prevé una multa de 3750 euros castigando la propaganda o publicidad a favor de métodos que favorezcan la violación de un domicilio. Una redacción «tan poco clara como el delito» que podría «facilitar la disuasión o la represión de acciones humanitarias, asociativas o incluso políticas», denuncian los demandantes.

La ley también prevé sistemáticamente en los contratos de arrendamiento una “cláusula de rescisión automática” y castiga la “entrada en locales para uso residencial o económico”. Los diputados de izquierdas consideran que este «concepto de local de uso residencial» resulta «ambiguo» frente al «concepto de domicilio», lo que, según ellos, conduciría a la inconstitucionalidad respecto a la inteligibilidad de la ley.

También consideran que el texto refuerza “asimétricamente” el derecho de los propietarios en detrimento del “derecho al respeto a la vida privada” de determinados ocupantes. Sobre todo porque la ley en cuestión también establece que, en caso de ocupación ilegal, el propietario ya no está sujeto a «la obligación de mantener la propiedad». La responsabilidad de este último ya no estaría comprometida en caso de daño «resultante de la falta de mantenimiento». En caso de “daño a un tercero”, la responsabilidad también recaería en el ocupante.

Se prevé una excepción en caso de condiciones de alojamiento “manifiestamente incompatibles con la dignidad humana”. Pero el artículo desconoce el «derecho a una vivienda digna», creen los demandantes, que piden al Ayuntamiento que censure todo el texto.