Los hijos de los solicitantes de asilo deberían tener acceso a la red de centros de la primera infancia (CPE) para favorecer la integración de sus familias, afirma la ex primera ministra Pauline Marois, quien también pide que su número respete el peso demográfico de Quebec.
En 2018, el gobierno de Quebec adoptó una regulación que priva a los solicitantes de asilo de servicios de cuidado infantil subsidiados. Desde entonces, la decisión ha sido impugnada ante los tribunales y Quebec fue rechazada por el Tribunal de Apelación.
El gobierno de Legault anunció este invierno que llevaría el caso a la Corte Suprema.
En lugar de querer restringir el acceso a este servicio, el gobierno debería concentrar sus esfuerzos en reducir el número de solicitantes de asilo que acoge en su territorio. Dado que Quebec «hace bien en liderar esta batalla», afirmó en una entrevista con La Presse Canadienne.
“No porque no seamos generosos, sino porque en un momento dado ya no hay espacio para hacerlo”, continuó Marois.
“Si tenemos un número razonable y acorde a nuestro peso demográfico, deberíamos ofrecer el servicio a todos los que viven aquí. Parce que si on veut qu’ils s’intègrent, qu’ils participent à la société québécoise, il faut leur offrir les services », a affirmé celle qui a instauré les CPE en 1997 alors qu’elle était ministre de l’Éducation et de la familia.
El tribunal dictaminó que la regulación del gobierno discrimina a las mujeres y contraviene la Carta Canadiense de Derechos y Libertades.
Por su parte, el abogado del Gobierno había sostenido en particular que el objetivo del legislador es «dar asistencia financiera a las personas que tienen un vínculo suficiente con Quebec».
Añadió que el Estado no puede dar por sentado que una persona que solicita asilo permanecerá en Quebec.