Le Figaro Niza
Nada hacía pensar que en este día de verano en Niza (Alpes Marítimos), Mathieu B., un hombre de 45 años, físico normal, casado y padre de dos hijos, atacara con tanta determinación a un médico que acudió a comprobarlo. la relevancia de su baja por enfermedad. Este 9 de agosto, el doctor Jean-Yves Ollivier, de 80 años, fue golpeado e insultado tras declarar que el paro de este topógrafo era injustificado. El lunes, el acusado fue condenado por “violencia agravada” a seis meses de prisión suspendida por tres años y a 4.500 euros en concepto de daños y perjuicios.
La imagen del octogenario desfigurado, hinchado, con los arcos azules y el rostro ensangrentado, reflejaba la escena de violencia que se había producido en plena calle. Siete puntos, vendajes en la cara y en las manos y dolores en las costillas acompañaron al médico de Niza durante varios días, al mismo tiempo que realizaba una serie de apariciones en los medios para relatar este ataque. “Me atacó tanto que podría haberme matado”, insistió con seriedad y emoción. Incluso la clase política local se conmovió.
La audiencia, aplazada el 14 de agosto, se celebró el lunes ante un juez único del Tribunal de Niza. Se concedió un plazo para realizar una evaluación psicológica. Se llegó a la conclusión de que Mathieu B. tenía problemas de discernimiento y trastornos depresivos, lo que estaba en profundo conflicto con su empleador. “No entiendo qué me pasó, nunca me había derrumbado tanto”, tartamudeó, aferrándose a la barra. “Cuando tienes 80 años, hay golpes que matan”, replicó fríamente el presidente, Mohamed Belbachir. “No soy un santo, pero lo que pasó no soy yo”, añadió el acusado.
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La visita del doctor Jean-Yves Ollivier parece ser «la gota que colmó el vaso y es lamentable», resumió Vincent, abogado de la Orden Departamental de Médicos, parte civil. El abogado del doctor Ollivier insistió, además del daño físico, en el daño moral, basándose en las palabras de un testigo. Al salir sangrando del edificio situado en el centro de la ciudad de Niza, el octogenario fue perseguido por Mathieu B., incluso rompiéndole la camisa antes de una segunda ronda de golpes. Este transeúnte intervino entonces, “pero siguió queriendo luchar”, insistió Steve Grassi, subrayando “una deshumanización total del médico”.
La fiscalía vio en estos hechos «una memoria selectiva» y un «aspecto de castigo» por parte de Mathieu B. y solicitó 12 meses de prisión con dos años de suspensión, acompañadas de 70 horas de servicios comunitarios. “A través del médico se ataca a toda la sociedad”, añadió la fiscal Marina Uman.
Los dos abogados defensores no negaron los actos de violencia, aunque Carole Biot-Stuart calificó la presentación de Jean-Yves Ollivier de “escandalosa y desproporcionada”. Además, les sorprendió la ausencia del médico en el juicio, «que prefiere el programa de CNews y el de Hanouna», afirmó Sylvain Cornier. Jean-Yves Ollivier respondió a numerosas peticiones para contar su historia, que resonó incluso más allá de la Costa Azul. “El médico es excelente en su victimización”, lanzó Me Biot-Stuart.
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A continuación, expusieron «el ataque de pánico» en el que se encontraba Mathieu B., la situación de «acoso» que estaba sufriendo con un cuarto control de su baja laboral en apenas unos días, mientras los certificados atestiguaban su actual fragilidad. “Se sintió perseguido”, subrayó además el abogado. También apuntó a la empresa “Mediverif” para la que trabajaba el médico de Niza, además de sus consultas en su consultorio al oeste de la capital de la Riviera, todo ello a pesar de su edad pero con la pasión intacta por su profesión, según relata. . «Es el trabajo de un cazarrecompensas, no el de un médico», señaló la defensa.
“No aceptaré excusas porque quisiera ajustar cuentas”, insistió el médico este verano. Le molestó la “justicia laxa” a causa del despido. «Estar enojado no es una enfermedad», dijo. Sin embargo, fue con palabras de perdón con las que Mathieu B. intentó mitigar la decisión del tribunal. Con estos seis meses “sobre su cabeza”, insistió el presidente, el cuarentón tiene la obligación de continuar con la atención psiquiátrica.
Desde entonces, el médico equipó su consulta con una cámara de videovigilancia y el municipio le ofreció un botón de alerta que le permitió ponerse en contacto con la policía municipal. Había presentado otra denuncia por numerosas amenazas en línea.