Un estilo de vida de lujo, haciéndose pasar por agentes bancarios antifraude por teléfono: diez hombres sospechosos de haber participado en una estafa de «hola» están siendo juzgados desde el jueves 23 de marzo ante la corte de París.
Tres de los hombres están en el palco, los otros siete sentados en la primera fila de la sala del tribunal. Todos están en la veintena. Por otro lado, las bancas se llenan de abogados representantes de las partes civiles, se constituyen unos 150, entre ellos varios bancos y marcas. Los daños totales fueron estimados por los establecimientos bancarios en 2,6 millones de euros.
«La pregunta es si algunos de estos señores son o no ‘repartidores'», resume el presidente Guillaume Daieff, antes de lanzarse a describir la estafa que está en el fondo del caso, una de las muchas estafas que florecen sobre las modas en La Internet. Los delincuentes comienzan comprando archivos de clientes en Internet: datos personales y número de tarjeta de crédito, fecha de caducidad, código de 3 dígitos. Utilizando la técnica del “spoofing”, usurpan el teléfono de atención al cliente del banco y se hacen pasar por agentes antifraude. Hablan bien, están bien informados: los clientes no ven más que fuego. “Todavía hay que saber chatear”, remarca el presidente, buscando la mirada de los acusados, que no se mostraron muy prolijos durante la investigación.
Pensando que estaban tratando con un agente antifraude, las víctimas validaron compras en línea o transferencias de dinero a cuentas abiertas únicamente para recibir los fondos, luego transferidos a otro lugar o retirados en efectivo de los distribuidores. “No es en este expediente que se inventó (la estafa)”, especifica el presidente. La investigación se inició con una estafa dirigida al exministro de Hacienda Dominique Strauss-Kahn, que había validado dos compras en una boutique Cartier de Madrid por un importe total de unos 25.000 euros. Los delincuentes luego fueron a recoger los paquetes.
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Las pesquisas revelaron un estilo de vida de lujo, en hoteles “nada mal” en los barrios chic del oeste de París, recuerda el presidente en su informe. Desde estos hoteles se hacían pedidos fraudulentos de productos de “lujo”. Durante los registros, los investigadores encontraron bolsos de viaje de Louis Vuitton -una gran parte del grupo tenía uno, cada uno en su propio color-, relojes Rolex, zapatillas Céline, sudaderas Dior y muchos iPhones de última generación. El juicio está programado dos días a la semana hasta el 14 de abril.