Mientras está prevista otra jornada de huelga masiva para el 23 de marzo, la CGT Energie (FNME-CGT) prometió el martes nuevos «recortes selectivos» como parte de la lucha contra la reforma de las pensiones, al día siguiente de su aprobación en el Parlamento. “Vamos a ir también hacia los recortes, recortes focalizados, eso que llamamos sobriedad energética, porque eso, en sí mismo, es atacar al capital, a los que nos gobiernan, a los que están por la ley”, declaró el secretario general de la FNME-CGT , Sébastien Menesplier, durante una visita el martes por la mañana al piquete en la central nuclear de Gravelines (Norte). “Les vamos a demostrar que estamos movilizados y que estamos decididos”, agregó. “La ira es genial”.
Desde el inicio del conflicto, los huelguistas del sector han multiplicado los cortes de luz, contra oficinas parlamentarias -hasta la del presidente del Senado Gérard Larcher- o las casas de los líderes políticos, pero también a mayor escala.
Recientemente, 43.000 hogares se quedaron temporalmente sin electricidad en el Var o 32.000 en las Ardenas. “Sí, las acciones pesan sobre la economía de nuestras empresas y por lo tanto necesariamente sobre el Estado”, subrayó Sébastien Menesplier. Pero “no podemos salir de este movimiento sin tener la certeza de que esta reforma se puede guardar en el armario”. La fuerte movilización de los empleados de la energía se explica por una reforma en la que tienen aún más que perder que otras corporaciones, con la supresión anunciada de su régimen especial de pensiones.