Súbete a tu bicicleta eléctrica, haz Miami-Montreal en tres meses y conciencia sobre el cambio climático al mayor número posible de personas durante tu viaje. Heather Noreen, una estadounidense de 48 años, acertó en su apuesta. Finalmente llegó a su destino el 31 de mayo.
“No soy deportista, ¡tengo incluso problemas en las rodillas! bromea Heather Noreen.
La conocimos a principios de junio en la Maison du développement durable, en Montreal. Luego dirigió su último taller antes de regresar a su casa en Lille, Francia. Acababa de completar su viaje: 5.000 kilómetros en bicicleta eléctrica, para formar a cerca de 600 personas en una treintena de localidades que cruzó a lo largo de su recorrido.
Durante el mismo tuvo la oportunidad de impartir todo tipo de talleres: frescos climáticos, biodiversidad, alimentación, movilidad y tecnología digital, pero también el taller 2tons…
Esa noche, Heather Noreen capacitó a ocho personas para organizar Food Fresco. Uno de los participantes, Olivier Gourment, nos dijo que “colecciona” los Frescos; pero continúa aprendiendo cosas nuevas cada vez. “La comida es un punto ciego en comparación con los otros Frescos. ¡Y eso son 14 oportunidades por semana para actuar por el planeta! «, él dice.
Estos talleres se presentan en forma de baraja de cartas basadas en fuentes oficiales, como informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Desde la deforestación hasta la contaminación plástica de los océanos, pasando por el consumo de carne y la explotación de tierras agrícolas: los participantes están invitados a rastrear los vínculos entre las diversas causas y consecuencias del cambio climático. Luego llega una etapa en la que piensan juntos las soluciones, a nivel individual y colectivo.
“Es un poco como un rompecabezas. Juntamos cada pieza y conectamos todo lo que escuchamos aquí y allá para comprenderlo mejor”, explica Heather Noreen.
Desde su creación en 2015, más de un millón de personas en todo el mundo han seguido, por ejemplo, el taller Climate Fresque, incluidas más de 10.000 en Quebec. Poco a poco también fueron saliendo a la luz muchos otros frescos: hoy en día hay alrededor de un centenar.
Para Maxime Boivin, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública de Quebec y profesor del departamento de información y comunicación de la Universidad Laval, estos talleres son “iniciativas muy interesantes” para combatir la ecoansiedad.
Para ella, estos cursos de formación están en línea con varias encuestas realizadas recientemente en Quebec, que muestran que una gran mayoría de la población comprende la urgencia del cambio climático y desea que las empresas, los políticos y los ciudadanos adopten medidas más concretas.
Heather Noreen ya había impartido, unos días antes, un primer taller de tres horas a los participantes de este Fresque, una formación que nunca antes se había ofrecido en Quebec. Estas tres horas adicionales les permitieron convertirse ellos mismos en facilitadores, para posteriormente impartir formación a otros.
Maxime Boivin también destaca que este tipo de taller puede permitir pasar de acciones individuales a un movimiento más global. “El poder que tenemos está en nuestros pequeños gestos, pero sobre todo en lo que representan”, explica. Nuestras elecciones de consumo, las acciones que realizamos en la esfera pública […], nos permiten demostrar la deseabilidad social en la lucha contra el cambio climático. Cuando nuestras acciones individuales contribuyen a un movimiento colectivo, es cuando tienen más peso. »
Así finalizó el primer “Climate Tour” de Heather Noreen, quien fundó una organización sin fines de lucro del mismo nombre (Climate Tours), a través de la cual pretende apoyar otras iniciativas similares.
“Lo que me hace despertar cada mañana con esperanza es saber que basta con que una de cada cuatro personas se movilice para iniciar un movimiento hacia un futuro más sostenible”, sostiene.