Le Figaro Burdeos
Obviamente no sabía apuntar muy bien. Este jueves, una joven de 18 años fue citada para comparecer de inmediato ante el tribunal de Burdeos por actos de violencia dolosa contra personas que ostentan autoridad pública. En el momento en que la policía colocó las barreras de protección de la comisaría, la imputada -según su abogado- cometió presuntamente «un gesto un poco brusco e irreflexivo», al utilizar una bomba lacrimógena para agredir a tres policías.
Los hechos ocurrieron el martes, durante un mitin frente a la comisaría para exigir la liberación de los detenidos, entre los 23 detenidos al margen de la manifestación del Primero de Mayo. A pesar de las primeras marchas bastante afables en Burdeos, varias decenas de bloques negros han comenzado a reprimir las movilizaciones contra la reforma de las pensiones desde marzo, llegando incluso a incendiar la puerta del ayuntamiento. Durante esta manifestación frente a la comisaría, la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes y realizó cinco nuevas detenciones, antes de ser atacada.
Los hechos casi te hacen reír al escucharlos, suspira el abogado de la policía: «una persona gaseó a policías, frente a una comisaría». Pero entre los tres funcionarios que recibieron gases lacrimógenos, uno recibió un día de interrupción total del trabajo (ITT). Interrogada por el juez, la acusada supone haber «dirigido la bomba lacrimógena» a este policía, pero según ella, los otros dos agentes afectados resultaron afectados accidentalmente. «Solo apuntaba a uno y creo que el viento dispersó los gases». Argumento barrido por el abogado de las fuerzas de paz, recordando que “lo que se proyecta no es gas sino un gel”, que requiere una puntería precisa para llegar a su objetivo.
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Enteramente vestida de negro, con el pelo teñido en parte de morado, la joven que acaba de pasar 48 horas bajo custodia policial explica ante el tribunal que está «acostumbrada a participar en manifestaciones, pero siempre de forma pacifista (sic)». El bote de gas lacrimógeno que llevaba consigo durante este mitin tendría el único propósito de «[la] proteger cuando [ella] llega sola a casa por la noche». Reconociendo los hechos, la joven explica que vio “que [su] amigo entraba a la comisaría y que estaba esposado”, y quiso “unirse a él”.
Esta temporalidad no juega a su favor. Cuando la joven presuntamente gaseó a la policía, ya habían evacuado a los manifestantes. «No es sostenible, ni en Burdeos ni en ningún otro lugar, tener este gesto frente a una comisaría, aunque la situación haya vuelto a la calma», irrumpe al respecto el representante de la fiscalía, porque «las personas detenidas estaban dentro y las barreras se volvían a poner».
Aunque la acusada, que trabaja como vendedora a tiempo parcial, no tiene antecedentes penales, la fiscalía le pidió «una cantidad importante»: diez meses de prisión condicional, prohibición de portar armas durante tres años y la obligación de completar un curso de ciudadanía a sus expensas. La abogada de los tres policías le pidió que pagara 700€ de indemnización al funcionario más afectado y 400€ a los otros dos.