Le Figaro Burdeos

Antes de albergar la ambición de convertirse en “la Ciudad Solar”, como deseaba el actual alcalde, Pierre Hurmic, Burdeos es más conocida como el “Puerto de la Luna”. Un apodo que deriva su existencia de la forma del lecho del río, una curva en forma de media luna, que desemboca en el puerto de Burdeos. La que entonces se llamaba “Burdigala”, impulsada por su comercio vitivinícola, extrajo luego la mayor parte de su riqueza de su actividad portuaria. Hasta el punto de que en el escudo de la ciudad aparece una luna creciente desde el reinado de Ricardo Corazón de León, y la estrella aparece mencionada en su lema: «Lilia sola regunt lunam, undas, castra, leonem» («Sólo los lirios reinan sobre la luna, las olas, la fortaleza y el león”, en francés). A partir del siglo XII, el cantón pasó a ser gascón y trasladó su puerto al corazón de la ciudad.

En los palacios de la granja general (ancestro de la aduana), situados en la plaza de la Bolsa, todas las mercancías que llegan o salen del territorio se registran, controlan y gravan en la sala que hoy alberga el Museo Nacional de la Aduana. Después de la victoria de los reyes de Francia en Castillon-la-Bataille, última batalla de la Guerra de los Cien Años, el 17 de julio de 1453, Carlos VII entró en Burdeos. “Hizo construir allí una fortaleza, el castillo Trompette, a orillas del Garona”, explica el Museo del Vino y del Comercio de Burdeos. Los primeros comerciantes de vino se instalaron entonces, a dos pasos de la plaza de la Bolsa, en un barrio pantanoso que se convertiría en el rico barrio de Chartrons.

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Si bien el “Port de la Lune” ya no está activo en el centro de la ciudad de Burdeos, donde se desarrollaron los muelles mientras que las actividades marítimas se trasladaron al distrito de Bassins à flots, la denominación está inscrita en el patrimonio mundial de la UNESCO. 2007. Catalogado como “conjunto urbano excepcional”, 1.810 hectáreas están clasificadas, precisa el ayuntamiento de Burdeos, subrayando que se trata de “una primicia” en una superficie tan grande. A su alrededor se ha decretado una zona de atención patrimonial de 3725 hectáreas. A excepción de París, el “Port de la Lune” es la ciudad francesa con más edificios protegidos, menciona el sitio web de la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO.