Un tiempo amenazado, debía disputarse el partido inaugural de la temporada Pro D2: el Biarritz saldó el miércoles sus deudas con la Federación Francesa de Rugby (FFR), que bloqueó las licencias del club vasco, autorizado finalmente para enfrentarse el jueves al Colomiers.
Al final de una tarde de psicodrama, el Biarritz Olympique acabó encontrando una solución económica, acudiendo el club profesional en ayuda de su asociación de apoyo, endeudando 117.000 euros a la FFR. Y, siempre que los traspasos se hagan efectivos el jueves, el club de Biarritz puede respirar. El arranque de la temporada 2023-2024 debería darse la noche del jueves (21:00 horas) en el estadio Aguiléra, donde la hinchada rojiblanca sueña con ascender al Top 14.
Para saldar este pasivo, la sección profesional (SASP) pagó a la asociación cerca de 40.000 euros adeudados por las licencias de sus jugadores durante la temporada pasada, así como 50.000 euros en adelanto en efectivo, supo AFP de una fuente cercana al club. El resto lo compuso la aportación de Benoît Baby, empleado de la asociación y miembro de la dirección de la selección de Francia sub 20, con la FFR. “La SASP acudió en ayuda de la asociación, víctima de la arriesgada gestión de un equipo directivo que la abandonó hace apenas una semana”, argumenta esta fuente.
La asociación Biarritz Olympique estuvo dirigida hasta la semana pasada por el ex jugador David Cousiney, apoyado en particular por el ex internacional Jérôme Thion como tesorero. Jean-Christophe Alnot, nuevo presidente de la asociación, confirmó en RMC que las transferencias serían «recibidas» el jueves y que el partido contra Colomiers, un tiempo en duda, se jugaría con normalidad.
Un intratable comunicado de prensa de la FFR, a mediodía, había dejado serias dudas sobre su equipo. «Se espera que todos los clubes hayan saldado su cuenta» antes de cualquier nueva temporada, había decidido la federación, subrayando que la asociación Biarritz Olympique Rugby estaba «todavía endeudada» y exigiendo una «solución inmediata».
El club profesional, por su parte, había dicho que estaba al día con el pago de sus licencias y se consideraba “rehén” de su asociación de apoyo. «Estoy pasando por todo eso», dijo a la AFP Jean-Baptiste Aldigé, presidente de la SASP. “Hemos pagado nuestras licencias durante tres años a la asociación de aficionados. Que hayan optado por usar (este dinero) para otras causas, me siento impotente ante eso”, dijo el técnico, advirtiendo del perjuicio que provocaría la no inscripción de los jugadores del Biarritz, club que tiene 100 empleados y un presupuesto de 10 millones de euros.
El BO ya se había enfrentado a una incertidumbre similar al inicio de la temporada 2022-23, antes de que se emitieran las licencias in extremis “a cambio de un compromiso firme” del club para saldar sus cuentas. Sin embargo, según la FFR, el cronograma “lamentablemente no se respetó y no se llegó a un acuerdo entre la SASP y la asociación, quedando esta última en una situación deudora”. Levantada esta hipoteca, Biarritz debería poder recibir a Colomiers al inicio de la temporada, partido programado por Canal Sport.
El club vasco, que fichó al pívot inglés Jonathan Joseph, al medio scrum galés Rhys Webb y al pilar derecho Mohamed Haouas, mostró sus grandes ambiciones en la pretemporada, tras terminar el año anterior en el puesto 11. Y ahora espera que se hable más de él en el campo que fuera.