Le Figaro Burdeos
La protesta no decae. «Queremos seguir utilizando este eje a diario y de forma gratuita para trabajar o desplazarnos», explica Karine Desmoulin, alcaldesa de Teich, en una carta al ministro de Transportes, Clément Beaune. El 4 de mayo, este representante electo de la cuenca de Arcachon interrogó al ministro sobre el desarrollo de la carretera 63, al sur de Burdeos. Un proyecto que suscita serias preocupaciones entre los cargos electos locales y los vecinos del departamento, que temen el establecimiento de un peaje cerca de Burdeos.
Para aliviar la congestión en este eje especialmente transitado, que suele provocar saturación en las horas punta, molestias para los vecinos y una tasa de accidentes ocho veces superior a la media de las autopistas francesas, el Estado contempla tres escenarios. La primera consiste en no hacer nada, la segunda prevé el desarrollo completo de la A63 hasta el cruce entre la A660 en dirección a Arcachon y la A63 en dirección a España, a través de una concesión. Finalmente, la tercera solución consiste en un desarrollo parcial: la parte de la A63 situada al sur de Burdeos se convertiría en carriles de 2×3 y el resto de la infraestructura no se modificaría.
La segunda solución es la más controvertida. Con un coste de 290 millones de euros, supondría el establecimiento de un peaje, permitiendo únicamente un ahorro de tiempo de cinco a diez minutos por trayecto. La tercera posibilidad ahorraría de dos a cuatro minutos de viaje, pero sin creación de peaje, por un coste más de seis veces inferior (54,5 millones de euros). Pero esta suma correría a cargo del Estado y aquí también a cargo de los contribuyentes.
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Hasta el 30 de abril, se llevó a cabo una consulta pública en el departamento, con reuniones públicas en varios municipios de Gironda y el cobro de contribuciones, una gran parte de las cuales eran hostiles al proyecto de peaje. “Solo servirá para gravar más a las personas que van a trabajar para enriquecer a las empresas de autopistas que no son muy solidarias con la inflación que están viviendo los franceses actualmente”, explica un usuario. “No me veo pagando para pedir prestado un eje que mis impuestos han pagado”, teme otro.
En abril de 2023, el consejo comunitario de la comunidad de aglomeración Bassin d’Arcachon Sud (COBAS) adoptó por unanimidad una resolución que se opone a cualquier peaje en el municipio de Teich y pide, si esto llega a ver la luz del día, que «el libre acceso para los habitantes de las COBAS», las del norte de la cuenca de Arcachon y las de la comunidad de municipios del Val de l’Eyre, con el argumento de que los habitantes no tendrían que pagar las consecuencias de la autopista internacional tráfico.
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Con entre el 17 y el 29 % de los vehículos pesados que transitan por este eje, los camiones de mercancías procedentes de España son, de hecho, señalados regularmente como responsables parciales de la saturación de la autopista. Muchos girondinos también quieren una exención del peaje, pero el Estado considera imposible esta exención parcial, porque sería «contraria a la igualdad de los usuarios ante el peaje», aunque considera que «se podrían poner en marcha abonos, con el posible apoyo de autoridades locales que, si lo desean, tendrían la posibilidad de financiarlos”.
Karine Desmoulin vuelve a retomar estos elementos en su carta al Ministro de Transporte. “No corresponde a los habitantes de la cuenca de Arcachón, a los girondinos que viven y trabajan en la cuenca y en la aglomeración de Burdeos, financiar las infraestructuras de los intercambios internacionales”, escribe, insistiendo en que “las comunidades ya han contribuido fuertemente a la financiación del desarrollo y la seguridad de esta red viaria», y juzgando «inaceptable que este tramo financiado por los contribuyentes, por sus impuestos locales, pase a pagar en beneficio de grandes grupos privados cuyos vertiginosos beneficios han sido subrayados por Bercy».
La semana pasada, el ministro de Transportes parece haber abierto una primera brecha al prometer una respuesta sobre los proyectos de carreteras «para principios de verano», y al afirmar su voluntad de «reducir la cuota de proyectos de carreteras, dar prioridad a los transporte y transporte ferroviario. Mientras tanto, Karine Desmoulin ha lanzado una petición, que ya reúne a más de 30.000 firmantes, para unir a los muchos opositores a este proyecto.