La presión política sobre la prensa está aumentando en todo el mundo, incluso cuando la mitad del planeta vota este año, advierte Reporteros sin Fronteras (RSF) en su ranking 2024 publicado el viernes.
Noruega sigue encabezando este ranking de libertad de prensa en el puesto 22, mientras que Eritrea ocupa la última posición, el 180, después de Corea del Norte los dos años anteriores. Francia pasa del puesto 24 al 21 por un efecto mecánico, mientras que los indicadores del país «se estancan», informa a la AFP Anne Bocandé, directora editorial de la ONG para la defensa de los periodistas. En general, las condiciones para ejercer el periodismo son malas en tres cuartas partes de los países.
La ONG denuncia en particular la “clara ausencia de voluntad política de la comunidad internacional para hacer cumplir los principios de protección de los periodistas” en Gaza. Más de 100 periodistas palestinos fueron asesinados por el ejército israelí, entre ellos al menos 22 en el ejercicio de sus funciones, recuerda RSF.
En términos más generales, esta edición de 2024 destaca una menor protección del periodismo por parte de los Estados, cuando no es su papel activo en la desinformación. RSF señala así «un preocupante deterioro del apoyo y del respeto a la autonomía de los medios de comunicación», mientras que «2024 es el mayor año electoral de la historia mundial». Casi la mitad de la población se ve afectada por al menos una elección, desde India hasta Estados Unidos pasando por las elecciones europeas, lo que sugiere nuevas “presiones muy fuertes”.
En Argentina (66.º, -26 puestos), el nuevo presidente ultraliberal Javier Milei anunció en marzo el cierre de la agencia de prensa pública Télam, a la que acusa de “propaganda”. «La situación es especialmente preocupante» en este país liderado por uno de los «presuntos depredadores de la libertad de prensa», advierte la ONG.
Au Sahel, les juntes qui ont pris le pouvoir au Niger (80e), au Burkina (86e) et au Mali (114e) «ne cessent de resserrer leur emprise sur les médias et d’entraver le travail des journalistes», estime-t -ella.
El control de las redes sociales y de Internet es muy amplio en Vietnam (174º) y China (172º), países que, además de encarcelar al mayor número de periodistas del mundo, practican la censura y la vigilancia.
También en Europa del Este y Asia Central, “la censura de los medios de comunicación se ha intensificado, en una imitación espectacular de los actos de represión rusos”, observan los especialistas de RSF, citando a Bielorrusia (167), Georgia (167), Kirguistán (120) y Azerbaiyán. (164º). Rusia, donde Vladimir Putin fue reelegido en marzo, ocupa el puesto 162.
Además, el arsenal de desinformación se ha enriquecido con inteligencia artificial generativa. Así lo demuestra un audio “deepfake” (edición perfeccionada) del que fue víctima la periodista Monika Todova en Eslovaquia (29º, -12 puestos) antes de las elecciones legislativas del pasado otoño. Contenido que “claramente se ha beneficiado de la desinformación prorrusa que prevalece en el país”, según RSF.
En otras partes de Europa, la libertad de prensa está “puesta a prueba por las mayorías gobernantes en Hungría, Malta y Grecia”.
En más de las tres cuartas partes de los países del mundo, los actores políticos participan regularmente en campañas de propaganda o desinformación. Esta participación se describe como “sistemática” en 31 países. Los descensos más significativos en términos de libertad de prensa se observan en Afganistán bajo el imperio talibán (178.º, -26 puestos), en Togo (113.º, -43) y nuevamente en Ecuador (110.º, -30).
Por el contrario, la situación está mejorando en Chile (52.º, 31), Brasil (82.º, 10) y Polonia (47.º, 10). “La voluntad política puede ofrecer mejores garantías” a los medios de comunicación, subraya Anne Bocandé. La asociación propone medidas concretas en cada plazo electoral.
Esta clasificación se realiza sobre la base de “un estudio cuantitativo de los abusos cometidos contra periodistas” por un lado y “un estudio cualitativo” por el otro. Esta última se basa “en las respuestas de cientos de expertos en libertad de prensa (periodistas, académicos, defensores de los derechos humanos) a alrededor de un centenar de preguntas”.