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Por una vez, no recordaremos los espectaculares circuitos de pases del City. Caricaturizado durante una hora, el campeón de Europa se escapó gracias a tres genialidades desde lejos durante su mítico empate contra el Real Madrid (3-3). Empezando por el de Bernardo Silva, que sorprendió a todos desde el principio (2º). Pero, ¿cómo olvidar los goles consecutivos de Foden (66.º) y luego de Gvardiol (71.º), este último aún menos habitual? Suficiente para mantener la leyenda de un equipo que se ha convertido en el espantapájaros de la C1.

Doble goleador heroico hace dos años, Rodrygo encontró la luz del choque ante el City al encender el duelo, marcando el segundo gol de la Real para darle la vuelta a todo (14º), como lo hizo durante la semifinal de la epopeya de 2022. Tranquilo y un poco feliz de engañar a Akanji y Ortega, el brasileño estuvo dos veces cerca del doblete (30º, 33º), pero habrá brillado con su clarividencia este martes por la noche, donde lo esperábamos menos que un Vinicius o un Bellingham, por lo demás más expuestos. meses recientes.

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Siempre más impresionante con el Real Madrid, Camavinga confirmó su ascenso al poder como centinela. Más allá de su gol del empate, cuyo sentido de iniciativa delata el de un jugador con gran confianza (12º), el internacional francés brilló en el centro del campo. Excepcional en impacto, aunque a veces al límite, el ex Rennais también sorprendió con sus fuertes subidas. Un cóctel de pasión y personalidad que ahora le hacen imprescindible en el Real.

fracasos

Habitualmente tan soberano en defensa, Rubén Días, capitán ciudadano de la noche, mostró mucha emoción tras el gol del empate de Camavinga, cuyo disparo desafortunadamente desvió. A menudo sorprendido por la vivacidad del rival, el portugués no fue ayudado lo suficiente por su compañero Manuel Akanji, quien por su parte desvió el balón hacia la portería de Rodrygo. Advertido por una mala jugada sobre Vinicius (38º), el suizo, como Dias, mostró mucho nerviosismo.

Un cara a cara perdido con Lunin (7º) y luego nada, o casi nada. De regreso a la tabla de goleadores el sábado después de un mes de sequía, Haaland volvió a caer en sus recientes fallos, que también fueron ampliamente comentados en todo el Canal. Solitario, golpeado por el impacto de la bisagra Tchouaméni-Rüdiger, el noruego parecía desconectado de sus compañeros (20 balones impactados). En otro registro, Bellingham también decepcionó como se esperaba. Aparte de un pequeño festival en la zona (53º), el fenómeno británico ha favorecido a menudo la solución individual en detrimento de la lógica colectiva.

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