Había prometido ser “firme” al respecto a principios de julio. Invitado el domingo por la tarde a TF1, Gabriel Attal anunció finalmente la prohibición de llevar la abaya, un vestido largo tradicional que cubre todo el cuerpo, en las escuelas. El Ministro de Educación Nacional dijo que quería dar «reglas claras a nivel nacional» a los directores de escuelas con los que deberá reunirse esta semana. Una declaración que llega pocos días después de la publicación, en Le Figaro y en otros medios, de las conclusiones de una nota de los servicios del Estado que revela una explosión de ataques al laicismo en la escuela. Sólo en este año escolar se registraron 4.710 denuncias, un aumento del 120% en tan solo un año.
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La posición del ministro fue, como era de esperar, bien recibida en su propio bando, pero también en los escaños de la derecha. “El comunitarismo es una lepra que amenaza a la República. Saludo esta decisión que nos da la razón”, reaccionó el presidente de los republicanos, Éric Ciotti. En el escenario de Cannet (Alpes Marítimos), unas horas antes, donde su partido celebraba su gran manifestación de vuelta al cole, el jefe de LR había vuelto a pedir la prohibición de este hábito religioso.
A una semana del inicio del curso escolar, la izquierda se indigna y acusa al sucesor de Pap Ndiaye de haber «combatido» mal. “El material escolar aumenta un 11%. La AESH y los profesores carecen de personal (…) La urgencia para Gabriel Attal es vigilar la ropa”, afirmó el diputado del LFI por Seine-Saint-Denis, Thomas Portes, que califica la decisión de «islamófoba». La misma historia del lado de la patrona de los diputados rebeldes, Mathilde Panot: “Tenemos noticias del nuevo Ministro de Educación: Gabriel Ciotti. ¿Su obsesión? Los musulmanes. En concreto, las mujeres musulmanas. Su colega del LFI, Clémentine Autain, consideró por su parte la propuesta «inconstitucional», «contraria a los principios fundacionales del laicismo» y «sintomática del rechazo obsesivo de los musulmanes».
Sin embargo, algunas voces disonantes se alzaron en las filas de los Nupes para apoyar la prohibición de este hábito religioso. Como el diputado socialista Jérôme Guedj, que recordó dónde está la «brújula» de la izquierda. “Si la abaya o el qamis se llevan de forma ostentosa, hay que prohibirlos como lo permite la ley de 2004, sin mayores dificultades”, moderó el representante electo de Essonne. El alcalde del PS de Montpellier, Michaël Delafosse, consideró también «la firme posición del Ministro sobre las abayas» como «una señal muy importante». «El principio de laicidad debe afirmarse con claridad», insistió el concejal.
Sin embargo, no fue suficiente para convencer al Consejo Francés de Culto Musulmán (CFCM), que se indignó inmediatamente por la decisión del ministro. El domingo, ante el micrófono de BFM, el vicepresidente del CFCM, Abdallah Zekri, consideró incluso que la «abaya» no era «un traje religioso» sino «una forma de moda». “Si vas a determinadas tiendas, encuentras abayas. Es un vestido largo y amplio a la vez. No tiene nada que ver (con la religión)”, continuó. Ya en junio, el CFCM había considerado que esta vestimenta tradicional no era «religiosa».