La Organización Marítima Internacional (OMI) celebrará una reunión crucial la próxima semana para descarbonizar el sector de la navegación mercante altamente contaminante, con la esperanza de introducir un impuesto al carbono y objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de CO2. «Sería un paso necesario para la humanidad que la OMI actúe con responsabilidad y (…) adopte un objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, con objetivos intermedios para 2030 y 2040» que sean medibles, comentó Nicolas Entrup, director de la organización de protección de los fondos marinos OceanCare en un comunicado de prensa.

Sin embargo, diferentes grupos de países con objetivos opuestos tendrán que llegar a un acuerdo, durante esta reunión de la Comisión de Protección del Medio Marino (MEPC) de la OMI, en Londres del lunes al viernes. Los países vulnerables al cambio climático y al aumento de las aguas, como los estados insulares del Pacífico, quieren un progreso rápido. “La crisis climática es una amenaza existencial para los estados insulares del Pacífico”, argumenta Michael Prehn, delegado de la OMI para las Islas Salomón.

Leer tambiénContaminación marina: Marsella acelera la electrificación de los barcos atracados

Por el contrario, los gigantes exportadores como Brasil y China en particular se oponen a la idea de un impuesto sobre la marina mercante, según las transcripciones de los debates durante las discusiones técnicas preliminares de esta semana, obtenidas de una fuente que asistió a las discusiones. El transporte marítimo es responsable del 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, casi tanto como el transporte aéreo.

En 2018, la OMI dio a los transportistas el objetivo de reducir sus emisiones de CO2 en un 50% para 2050 en comparación con 2008. Un objetivo considerado insuficiente mientras muchos sectores, comenzando por la aviación, apuntan a cero emisiones netas al mismo vencimiento. Unos 45 países, incluidos los 27 países de la Unión Europea, Estados Unidos o Reino Unido, pero también Fiyi, Islas Marshall o Noruega, son partidarios de un objetivo de neutralidad en carbono para el sector en el horizonte 2050, según la fuente asistir a las discusiones preliminares.

La Unión Europea propondrá el objetivo de cero emisiones netas en 2050 con dos objetivos intermedios: reducción del 29% en 2030 y del 83% en 2040. Algunos países como Argentina o Arabia Saudí siguen frenándose pero otros como Emiratos Árabes Unidos se han vuelto vueltas y vueltas en torno a la idea de la neutralidad en carbono en 2050. Países como Estados Unidos, Canadá, Islas Marshall o Salomón, quieren ir más allá: -96% a partir de aquí 2040. Las ONG ecologistas, por su parte, piden -50% para 2030 y carbono neutralidad para 2040.

Tristan Smith, profesor de la Universidad de Londres UCL, señala que el sector naviero tiene los medios para financiar esta transición, luego de ganancias récord, impulsadas por la recuperación global pospandemia. La gran mayoría de los 100.000 buques de carga, que transportan el 90% de las mercancías del mundo, funcionan con fuel oil pesado.

Otro avance importante que se espera para la próxima semana: la implementación de un impuesto sectorial al carbono, al que el presidente francés, Emmanuel Macron, dio su apoyo hace unos días durante una cumbre en París. Las Islas Marshall y las Islas Salomón, que llevan diez años haciendo campaña por este impuesto, proponen un precio de 100 dólares por tonelada de carbono. O 300 a 400 dólares por tonelada de fuel oil pesado.

Esto podría generar entre 60 y 80 mil millones de dólares (55 a 74 mil millones de euros) en ingresos por año según el Banco Mundial, destinados a los países emergentes para financiar su transición y su adaptación al cambio climático. Según la fuente que sigue las discusiones en la OMI, a pesar del amplio apoyo a un impuesto al carbono, un grupo de países encabezados por China y que también incluye a Brasil, Argentina, Perú, Sudáfrica, Australia, se opusieron y el resultado de la reunión de la próxima semana es cualquier cosa. pero cierto.

Brasil ha argumentado en particular que un impuesto al carbono podría dañar la seguridad alimentaria o penalizar el crecimiento de los países en desarrollo, según la posición comunicada a la IMO y obtenida por AFP. China, por su parte, indica en su posición escrita que “los países no deben transferir la responsabilidad de reducir sus emisiones nacionales a la industria del transporte de carga internacional”.