China ha pedido a Estados Unidos, Japón y Holanda que «aclaren» la existencia de un supuesto acuerdo entre ellos destinado a restringir las exportaciones de semiconductores en medio de una rivalidad tecnológica, informó este miércoles un funcionario a los medios estatales. En los últimos años, Washington ha incluido en la lista negra a empresas chinas para aislarlas de las cadenas de suministro de las tecnologías estadounidenses, incluidos los chips más avanzados, y en las últimas semanas ha endurecido las restricciones a la exportación de semiconductores.

Holanda, el principal productor de estos componentes esenciales para la fabricación de microprocesadores, dio un paso similar el mes pasado, mientras que Japón planea hacer lo mismo. China, que busca volverse autosuficiente en el diseño de semiconductores, cree que los movimientos tienen como objetivo mantener la supremacía de Estados Unidos en esta área.

Durante una reunión del lunes y martes en la Organización Mundial del Comercio (OMC), China expresó su preocupación por un “acuerdo entre Estados Unidos, Japón y Holanda para restringir las exportaciones de chips”, informó la televisión pública CCTV. China ha pedido a estos países que digan si tal acuerdo «existe» entre ellos y, de ser así, que lo «notifiquen» a los miembros de la OMC para su «revisión».

En nombre de la «seguridad nacional», Washington había anunciado en octubre de 2022 nuevos controles de exportación para limitar la compra y fabricación por parte de Pekín de chips de alta gama «utilizados en aplicaciones militares». Ante estas restricciones, China había iniciado un procedimiento ante la OMC.

En un momento en que Washington intensifica sus ataques contra Pekín, el regulador chino de Internet anunció el viernes que iniciaría un proceso contra el gigante tecnológico estadounidense Micron. La medida debe permitir «revisar» los productos del fabricante de componentes electrónicos y prevenir posibles «riesgos» para la «seguridad nacional», justificó el regulador chino. Esta decisión hace temer una medida de represalia que podría extenderse a otras empresas estadounidenses del sector.