CAE sigue sumida en los reveses de su división militar. Una acción judicial acusa al especialista en simuladores de vuelo y formación de haber engañado a los inversores minimizando el alcance de los reveses que han socavado a este sector.
Resultado: «varios miles de personas» adquirieron acciones de la multinacional quebequense a un precio «artificialmente inflado», alega la demanda colectiva presentada ante el Tribunal Superior de Quebec.
«Los demandados incumplieron su deber de actuar con el cuidado, diligencia y habilidad que una persona prudente ejercería en circunstancias similares», se lee en la moción.
Estas acusaciones aún no han sido probadas ante los tribunales. El Tribunal Superior deberá decidir si accede o no a conocer el recurso de apelación interpuesto en nombre de la accionista Nicole Audet y otros inversores que compraron valores de CAE entre el 10 de agosto de 2022 y el 21 de mayo.
Buscamos daños y perjuicios que aún no han sido cuantificados.
La empresa, con sede en el barrio montrealés de Saint-Laurent, deparó una desagradable sorpresa a los inversores el 21 de mayo, cuando anunció que los persistentes problemas en su división militar la obligaban a registrar unos gastos que se acercaban a los 700 millones.
CAE atribuyó sus problemas principalmente a ocho antiguos contratos de precio fijo en su división militar. Estos acuerdos habían sido firmados antes de la pandemia de COVID-19 y sus márgenes –que no estaban indexados– habrían sido carcomidos por el contexto inflacionario.
La división de defensa y seguridad de la empresa, que se espera represente alrededor del 43% de su facturación total, está especializada en la formación y educación de las fuerzas aéreas (aviones de combate), navales y terrestres.
En el sector civil, CAE construye simuladores de vuelo y realiza formación de pilotos.
Según el denunciante, nada hacía pensar en un deterioro financiero significativo de la división militar cuando se mencionaron los primeros fallos el 10 de agosto de 2022, durante la publicación de los resultados trimestrales de la empresa.
En su momento, dos contratos militares obligaron a CAE a registrar unos gastos de 30 millones. En una conferencia telefónica con analistas, su presidente y director general, Marc Parent, sugiere que se trata de un hecho aislado, recordamos.
«Estoy convencido de que no hay otras sorpresas negativas como ésta en nuestra cartera de pedidos», subrayó Parent a los analistas, según el extracto de la transcripción que figura en el recurso.
En los meses siguientes, la dirección del CAE siguió afirmando que la división militar cumplió con las expectativas, subraya la solicitud.
«Los demandados aseguran que las cuestiones que plagan estos dos contratos son anecdóticas y que no habrá otras ‘sorpresas’ del mismo tipo», escribimos.
Sin embargo, el pasado mes de febrero, la multinacional reveló el impacto «desproporcionado» de ocho antiguos contratos en este sector, añade el denunciante. En su opinión, los inversores se dejaron engañar por las declaraciones de CAE y su alta dirección.
El fabricante de simuladores de vuelo y especialista en formación considera que el recurso es «infundado», afirma su portavoz, Samantha Golinski, añadiendo que ésta pretende defenderse «enérgicamente».
“Los documentos y declaraciones públicos de CAE son veraces y no contienen información falsa o engañosa”, dice la señora Golinski.
El miércoles por la tarde en la Bolsa de Valores de Toronto, las acciones de CAE se cotizaban a 25,55 dólares, un aumento de 53 centavos o 2,12 por ciento. Desde principios de año, la acción ha bajado aproximadamente un 10%.