Al menos 54 soldados murieron en el ataque del 26 de mayo en Somalia contra una base de la Unión Africana (UA) en manos de soldados ugandeses, según un informe inicial anunciado por el presidente de Uganda, Yoweri Museveni. “Encontramos los cadáveres de 54 soldados allí, incluido un comandante”, dijo Museveni en un comunicado publicado en su cuenta oficial de Twitter el sábado por la noche.

Los islamistas radicales de Al-Shabaab, afiliados a Al-Qaeda, se atribuyeron la responsabilidad del ataque al amanecer en Bulo Marer, 120 km al suroeste de la capital Mogadiscio, con un coche bomba y atacantes suicidas y seguido de enfrentamientos con armas automáticas.

Este es el primer número de víctimas anunciado por este ataque, y uno de los más mortíferos desde que el gobierno somalí, apoyado por una fuerza de la UA (Atmis), lanzó una ofensiva en agosto. Ni Atmis ni Mogadiscio han presentado una cifra.

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Dos días después del ataque, Museveni había ofrecido sus condolencias a las familias de los soldados asesinados, admitiendo implícitamente la presencia de víctimas, y agregó que “todos los hechos” serían “publicados”.

Ante un ataque de «800 terroristas», «algunos de los soldados no reaccionaron como se esperaba y entraron en pánico, lo que los desorganizó y los Shebab aprovecharon para invadir la base y destruir parte del equipo», agregó Museveni.

Un comandante del ejército somalí había informado de «intensos combates» antes de que Al-Shabaab se retirara. El ataque había sido condenado por Estados Unidos y la Unión Europea.

Los shebab luchan desde hace más de quince años contra el gobierno somalí apoyado por la comunidad internacional, con el fin de instaurar la ley islámica en este país del Cuerno de África.

Para contrarrestar esta insurrección, la Unión Africana había desplegado en 2007 una fuerza compuesta por soldados y policías de Uganda, Burundi, Yibuti, Etiopía y Kenia, denominada Amisom y autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Atmis reemplazó a Amisom en abril de 2022 con el objetivo de entregar la responsabilidad total de la seguridad del país a las fuerzas somalíes para fines de 2024.

Expulsados ​​de las principales ciudades en 2011-2012, los Shebab permanecen firmemente establecidos en vastas áreas rurales, desde donde continúan llevando a cabo ataques contra la seguridad y objetivos civiles.