En la Nueva York de los años 80, Chien está aburrido. Un anuncio de televisión le convence para que le encargue el montaje a un amigo mecánico. Tan pronto como sus miradas se encuentran, es amor entre Perro y Robot.
Inspirada en la novela gráfica homónima de Sara Varon, Robot Dreams (Mi amigo robot, en francés) es una película que nos conmueve y nos hace sonreír sin decir una palabra.
La ausencia de diálogo no significa que la obra guarde silencio. La magnífica música de Alfonso de Vilallonga comunica una amplia gama de emociones. Las diferentes versiones de Septiembre, Tierra, Viento
Cuando Chien finalmente tiene a alguien con quien compartir todo lo que su ciudad tiene para ofrecer, su rostro y el de las personas que conoce se iluminan. El hecho de que su compañero de metal se maraville de cada uno de sus descubrimientos (el metro, Central Park, el patinaje sobre ruedas, los hot dogs callejeros) sin duda contribuye.
Después de pasar el verano disfrutando de las atracciones de Nueva York, el dúo visitó Ocean Beach. Después de un día perfecto bajo el sol y en el agua, Perro y Robot se quedan dormidos. Cuando despiertan, todos se han ido. Quieren hacer lo mismo, pero Robot queda paralizado. Al no poder arrastrarlo, Perro decide regresar al día siguiente con herramientas para reparar el mecanismo de su amigo. A su regreso, de madrugada, una valla de malla y un cartel le informan que el acceso a la playa está prohibido hasta el próximo año.
Durante los próximos meses, Robot y Perro vivirán una soledad aún más profunda: la que sigue a una partida, una ruptura, el fin de algo hermoso vivido juntos. Unos pocos claros permitirán a todos pasar las estaciones. Un pájaro, por ejemplo, vendrá y establecerá su nido junto al Robot. El perro hará un viaje en trineo, en lugar de esquiar. También cobrarán vida momentos encantadores en la imaginación de los dos protagonistas.
Escribir sobre el final es difícil sin estropearlo. Sepan que es atrevida, melancólica y de rara belleza. Hay que esperar un poco para llegar allí, pero el desamor siempre parece durar para siempre.
Robot Dreams es una obra universal, que destaca tanto por su diseño como por su planteamiento. Verlo provocará risas, lágrimas y luego recuerdos que, a su vez, podrían generar más risas y lágrimas.