Al gobierno ruso no le falta imaginación cuando se trata de propaganda de guerra. Más de 1,5 millones de personas han visto en la red social X un nuevo vídeo que insta a los rusos a participar en el conflicto contra Ucrania.

Las imágenes muestran a dos soldados en trincheras bajo fuego. Mientras están ocupados recargando sus armas y disparando al enemigo, los dos soldados hablan tranquilamente de la vida después de la guerra… cuando Rusia, según ellos, habrá invadido Ucrania.

“Sueño con comprar un apartamento en Kiev”, dice uno de ellos, con el rifle en ristre, a pocos centímetros del impacto de una bala. Después de la guerra, (…) me mudaré allí con mi familia. “Iré a Odessa, me gusta el mar”, responde su compatriota.

El gobierno ruso tiene la costumbre de publicar vídeos de propaganda inquietantes, incluso inquietantes, para animar a los rusos a movilizarse. En diciembre pasado, otra campaña causó sensación en X. Presentaba a un padre ruso que se unió a la guerra para darle a su hija el último teléfono inteligente.

Vladimir Putin acogió con satisfacción la contratación de 270.000 nuevos trabajadores subcontratados en “seis o siete” meses, estimando que cada día entre 1.000 y 1.500 voluntarios adicionales firmaban un contrato con el ejército. Lo que está en juego es crucial para Rusia, que necesita compensar las pérdidas humanas causadas desde el inicio de la guerra y hacer frente a la contraofensiva lanzada a mediados de junio por Kiev. El pasado mes de septiembre, Moscú anunció la movilización de 300.000 soldados, pero hasta la fecha no ha anunciado una nueva oleada de reclutamiento en este marco obligatorio, prefiriendo confiar en el flujo de trabajadores contratados voluntarios, mientras se vislumbran las elecciones presidenciales de 2024.

En julio, tras la salida de Ucrania de los mercenarios de Wagner, Andreï Kartapolov, jefe del Comité de Defensa de la Duma, la cámara baja del Parlamento ruso, declaró a la agencia TASS que “no hay amenaza alguna de reducción del potencial de combate” a mediano y largo plazo, y que Moscú tenía suficientes efectivos dentro de las fuerzas armadas rusas para reemplazarlos.