La cantante estadounidense Taylor Swift es multimillonaria, según el último ranking sobre la fortuna de las celebridades mundiales publicado el martes por la revista Forbes. Con activos estimados ahora en 1.100 millones de dólares, la nativa de Pensilvania se convierte en el primer artista, hombre o mujer, que ha cruzado el umbral de las diez cifras únicamente gracias a los ingresos de su música.
En menos de un año, Taylor Swift ha visto crecer su fortuna en 360 millones de dólares, en gran parte gracias a los beneficios económicos de su monstruosa gira de 152 fechas The Eras Tour. Según varias estimaciones, “Eras” va camino de convertirse en la serie de conciertos más taquillera de la historia de la música: más de mil millones de dólares.
Esta gira, que finalizará el 8 de diciembre en Vancouver (Canadá), ya le ha reportado 190 millones de dólares, según Forbes. La revista estima que, desde el inicio de su carrera, Taylor Swift ha ganado más de 500 millones de dólares en regalías y conciertos.
Intérprete, pero también autora o coautora de casi todos sus títulos, la artista de 34 años es también productora o coproductora, lo que multiplica sus fuentes de ingresos. También volvió a grabar sus primeros seis álbumes, de los que no poseía los derechos de grabación originales, las cintas maestras o «masters», que su antigua discográfica, Big Machine, se negó a revenderle.
Según Forbes, el valor de su catálogo de música ronda ahora los 500 millones de dólares. La revista añade a este patrimonio inmuebles valorados en 125 millones de dólares en total, así como un jet privado, estimado en 10 millones de dólares.
El repentino aumento de su fortuna personal también se debe a la película The Eras Tour, un montaje de dos de sus conciertos, que registró 261 millones de dólares en ingresos en taquilla mundial. Taylor Swift no es el único artista musical que ha entrado en el círculo muy cerrado de las celebridades multimillonarias. Ya la habían superado el rapero Jay-Z, la cantante Rihanna y el cantante Jimmy Buffett, pero todos deben parte de su fortuna a inversiones en actividades no directamente relacionadas con la música.