Las tensiones aún son perceptibles el martes en torno a Taiwán. Tras las grandes maniobras militares lanzadas por Pekín este fin de semana, el ejército chino sigue merodeando, mostrando su fuerza, frente a la isla. Y ello a pesar del anuncio del cese de sus operaciones ayer en el Estrecho de Formosa.
China movilizó «aviones militares esta mañana y cruzó la línea media desde el norte, el centro y el sur», informó el Ministerio de Defensa de Taiwán, en referencia a la frontera no oficial que separa a China continental de Taiwán. Diseñada durante la Guerra Fría, esta línea se encuentra en medio del Estrecho de Taiwán, con solo 130 kilómetros de ancho en su punto más angosto.
Según el Ministerio de Defensa, más de veinte aviones y diez edificios fueron contados alrededor de la isla el martes por la mañana (alrededor de las 5 a.m. hora de París). Un mapa de trayectorias de aviones, publicado en Twitter por el ministerio, muestra que más de 50 aviones cruzaron la línea media el lunes, el último día de operaciones. Por primera vez, se observan aviones de combate J-15 operando al este de la isla, lo que sugiere que el ejército chino está simulando ataques desde el lado este, en lugar del eje occidental, donde se encuentra China continental. Es probable que los dispositivos provengan del portaaviones chino Shandong. El edificio está actualmente desplegado en el Pacífico Occidental a 300 km de Taiwán.
Beijing lanzó el sábado, por un período de tres días, ejercicios militares alrededor de Taiwán, llamados «Espada Común», que comprenden simulaciones de ataques dirigidos y un ejercicio de cerco de la isla. Esta demostración de fuerza se decidió en represalia por la visita a Estados Unidos de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen. El 5 de abril se reunió allí con el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy. China había prometido reaccionar porque considera a Taiwán como una provincia que aún no ha logrado reunificar con el resto de su territorio desde el final de la guerra civil en 1949. Pekín ya había llevado a cabo este tipo de acciones en agosto de 2022 tras la viaje a Taipei de Nancy Pelosi, antecesora de Kevin McCarthy. Las maniobras de este fin de semana, sin embargo, parecieron ser de menor escala que el verano pasado cuando el Ejército Popular de Liberación lanzó un misil que pasó sobre la isla, cayendo de nuevo en el Pacífico. Sin embargo, los expertos señalan que revelaron una mayor sofisticación estratégica.
Estos gestos militares forman parte de la perspectiva china que pretende reunificar los dos territorios por la fuerza si es necesario. La isla de 23 millones de habitantes podría enfrentarse entonces a tres escenarios posibles: un bloqueo permanente, una toma del estrecho por parte de los militares chinos o un desembarco anfibio.
Primer escenario: Pekín podría optar por un largo bloqueo naval, prohibiendo todos los suministros marítimos, acompañado de operaciones de guerra psicológica destinadas a desalentar, debilitar y agotar a la población taiwanesa.
Segundo escenario: tomar pequeñas islas pertenecientes a Taiwán, ubicadas en el medio del estrecho, como Kinmen, Wuchi y Matsu, sería una gran demostración de fuerza por parte de los chinos. Taipei, bajo presión, vería desencadenarse una desastrosa cuenta atrás que podría terminar en un desembarco en su territorio.
Tercer Escenario: Guerra Total. Pekín podría decidirse por una operación anfibia de muy gran escala, con la coordinación de sus recursos terrestres, marítimos y aéreos. Estos asaltos estarían preparados con bombardeos preliminares, operaciones aerotransportadas, apoyo aéreo… sería el mayor desembarco desde el del 6 de junio de 1944…
Observando atentamente las maniobras de esta semana, que aún no parecen haber concluido, los expertos buscan extraer las principales lecciones. Según el analista Song Zhongping, ex oficial del ejército chino, citado por AFP, «la capacidad de combate del Ejército Popular de Liberación (…) mejora constantemente, en particular su capacidad de reacción rápida». Sin embargo, templa Steve Tsang, de la Universidad SOAS de Londres, «no podemos estar seguros de que (China) pueda disuadir a Estados Unidos de intervenir, ni de que pueda imponer un bloqueo efectivo contra Taiwán, ni de que ‘pueda lanzar ataques anfibios y sostener ellos para lograr la victoria’. Según él, el ejército chino aún necesitará otros diez años para «fortalecer considerablemente sus capacidades» y entrenar a los diversos componentes de su ejército en acciones coordinadas. Los taiwaneses no se van a quedar de brazos cruzados, predice Steve Tsang.