El fabricante estadounidense de automóviles eléctricos Tesla establecerá una segunda fábrica en China, también en Shanghái, para fabricar sus baterías Megapack, informó el domingo la agencia de noticias Xinhua. La planta tendrá una capacidad inicial de 10.000 baterías Megapack al año y debería empezar a producir «en el segundo trimestre de 2024», según esta fuente. Será el segundo de Tesla en Shanghai, luego de la apertura de un sitio grande en 2019.

Los megapacks de Tesla, destinados a almacenar energía y estabilizar el suministro de las redes eléctricas, aseguran poder almacenar más de 3 megavatios hora cada uno. El anuncio se produce inmediatamente después de que el fundador de Tesla, Elon Musk, presentara a los inversores un plan de crecimiento ambicioso pero impreciso. Había confirmado a principios de marzo la construcción en México de otra planta, para el ensamblaje de vehículos, cerca de Monterrey.

Leer tambiénBYD, el gigante eléctrico chino que se derrite sobre Tesla

Tesla está en su cénit, tras años de pérdidas, gracias a una impresionante sucesión de beneficios récord, impulsada por la apertura de fábricas y el aumento de su producción. El grupo americano juega también el papel de principal catalizador de la actual revolución en el automóvil, pasando la mayor parte de los esfuerzos de innovación de los fabricantes del motor de combustión interna al eléctrico.

A pesar de este éxito, Elon Musk no logró algunos de sus ambiciosos objetivos. El precio básico de su auto más barato, $43,000 para el Model 3, en los Estados Unidos, resultó demasiado alto para muchos estadounidenses, a pesar de su vocación de atraer a un mercado muy grande. Elon Musk también llega tarde a su agenda para comercializar un vehículo totalmente autónomo, ya que la tecnología de asistencia al conductor desarrollada por Tesla ha estimulado las investigaciones de los reguladores estadounidenses.

Sus relaciones con China también han llamado la atención en Washington, y el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, dijo en noviembre que los vínculos de liderazgo del grupo con países extranjeros eran «dignos» de escrutinio.