Le Figaro Burdeos
Guerra por la interpretación de la ley Egalim, que prohíbe a un comprador “cobrar precios excesivamente bajos” a un agricultor, en el tribunal comercial de Burdeos el jueves. Un alto vuelo jurídico para responder a una pregunta con consecuencias muy concretas para viticultores y agricultores: ¿la regulación del mercado por la oferta y la demanda legaliza la venta de productos a precios inferiores a sus costes de producción? Esta práctica, habitual en Burdeos durante la crisis, “conduce a quiebras en cadena”, critica Rémi Lacombe. El enólogo, ahora jubilado, emprendió acciones legales contra dos comerciantes a los que vendió a granel tres añadas de Médoc cru bourgeois. En cuestión: unos precios de transferencia demasiado bajos han causado daños que, según él, ascienden a más de 715.000 euros sin impuestos.
“Estoy muy orgulloso de ser quien inicie este debate. No os podéis imaginar la cantidad de cartas de apoyo que recibo de agricultores que están sufriendo”, confiesa el viticultor al final del proceso, cuyas deliberaciones se conocerán el 22 de febrero. “No vamos a restaurantes, no cambiamos de coche. Y toda la economía rural sufre esta falta de equidad en el reparto de la riqueza”. Argumentos, punta de lanza del alegato de su abogado. “500 enmiendas, 300 horas de debates parlamentarios para llegar a una ley Egalim que ha quedado letra muerta por la falta de sanciones para los compradores que la incumplan. Cuando compramos vinos del Médoc a 3 euros la botella, al viticultor le resulta imposible cobrar”, insiste Louis Lacamp. En el centro del debate: la desigualdad estructural en las negociaciones entre los viticultores, afectados por la caída de las ventas, y «los grandes minoristas que presionan para obtener los precios más bajos».
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La decisión que el Tribunal de Comercio de Burdeos se dispone a tomar sobre la base de la ley Egalim será la primera en este ámbito. “¡Este juicio es un asunto extraño! Mi clienta (la comerciante Maison Ginestet, ndr.) es criticada por haber hecho lo que sabe hacer: comprar vino en la plaza de Burdeos”, me recriminó Alexandre Bienvenu. Insistiendo en que los jueces sean «juristas prudentes», el abogado argumentó que un precio excesivamente bajo no era «ni simplista de determinar (sic)» ni necesariamente superior al coste de producción porque «la venta al por mayor sirve esencialmente y sobre todo para hacer caja fácil y rápidamente. Antes de insistir en que esta venta se realizó a través de un corredor, la Maison Ginestet “no pudo presionar” a Rémi Lacombe, a quien ni siquiera conoció. Acusándolo de dañar la reputación de su cliente con este proceso tan publicitado, Bienvenu también exigió que el viticultor fuera condenado a 10.000 euros en concepto de daños y perjuicios.
“Debemos darnos los medios para llevar a cabo nuestras requisiciones. En un caso de este tipo, habría sido necesario encargar y aportar un análisis económico preciso. Sabemos que el sector está en crisis, pero no estamos aquí para predicar moral. Estamos aquí para ejercer la abogacía. Estamos en el debate equivocado”, atacó Thomas Ricard, defendiendo a Cordier, el segundo comerciante procesado. “Rémi Lacombe ataca un sistema. En este sector, los comerciantes son intermediarios, aunque sean ellos los que están estigmatizados”, añadió su colega antes de subrayar que Rémi Lacombe había vendido recientemente su explotación por 18,4 millones de euros. “Por supuesto, pero eso no cambia el hecho de que cuando era agricultor pasaba por grandes dificultades”, modera el abogado del viticultor. Mientras que este último replica: “Hablar de otro alegato en un proceso tan importante como el que acabamos de vivir es buscar un bromista. Eso significa que no tienen suficientes argumentos”.
Particularmente retrasado en este tema, el Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos (CIVB), que reúne a viticultores y comerciantes, brilló por la ausencia de sus cargos electos y de sus sindicatos. “Es posible que la CIVB no tome partido. Por otra parte, que los representantes no acudan a la audiencia que le concierne…», reaccionó desilusionado Rémi Lacombe. El viticultor y diputado del Médoc, Grégoire de Fournas (RN), estuvo sentado a su lado durante el juicio. “Si la justicia no falla a favor del señor Lacombe, esta ley Egalim 1 no sirve de nada. El problema es que ponemos la carga sobre los comerciantes, que no todos están contentos de comprar volúmenes de vino a estos precios. Es la distribución masiva la que debería estar en el banquillo”, analiza el parlamentario. Antes de concluir: “El tema es también que corresponde al Estado hacer cumplir la ley realizando controles y a los legisladores redactar leyes legibles para que no acabemos en los tribunales”.