Jumbo-Visma ha querido ganar por KO en Cauterets-Cambasque, 6ª etapa y primera llegada a lo más alto del Tour 2023, para poner fin, ya, definitivamente al suspenso del Tour de Francia. La máquina infernal holandesa ha desplegado importantes medios. El belga Wout van Aert se fue de panza a tierra nada más arriar la bandera. Explorar. En misión. El belga había encontrado su capa de superhéroe del Tour 2022 capaz de rodar en cabeza durante decenas y decenas de kilómetros sin desfallecer, sin dejar pasar a nadie. Sea cual sea el terreno.
Detrás de la escapada, Christophe Laporte en cabeza, Jumbo-Visma aceleraba el ritmo a la vista y en el Tourmalet. Impulsado por Sepp Kuss, preciado guardaespaldas, Jonas Vingegaard atacó a 1,3 km de la cima del mítico paso. Sin lograr ganar a Tadej Pogacar, el líder del equipo UAE Team Emirates. Aislado pero sereno. Sólido. Atrapado en la rueda de un rival que poco a poco vio cómo el nerviosismo lo carcomía, le hacía perder la lucidez y tiraba de sus reservas, antes de abandonarlo, sin ideas ni recursos, en la subida a Cauterets, última dificultad de una epopeya. día que Van Aert, indestructible, atacó en cabeza, antes de terminar en el arcén a 4,8 km de la meta.
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La iniciativa y la solidaridad del equipo Jumbo-Visma se vieron recompensadas con el maillot amarillo de Jonas Vingegaard (que adelanta al esloveno por 25») pero el danés dejó las flores y las sonrisas a Tadej Pogacar. La formación Jumbo-Visma soñaba con un golpe fatal, luchó sin contar, para encontrarse casi desnuda tras haber dejado escapar la victoria de etapa y contribuyó, a su pesar, a inflar la confianza en un rival que se tambaleaba.
Jonas Vingegaard no supo cómo concluir el formidable trabajo de su equipo. En Cauterets, el danés fue un goleador frustrado por haber dejado escapar una gran oportunidad. Le pasa a todos los goleadores, a todos los líderes. Su maillot amarillo no tuvo el brillo del Col du Granon, cuando, el año pasado, voló hacia su primera victoria de etapa en el Tour, símbolo de su victoria final. Vingegaard, eslabón débil por un día estuvo a la batuta de una sinfonía inacabada. Él, a su pesar, ayudó a revivir el suspenso de un Tour que sólo esperaba eso.