bee-studio-teknoloji

Lo que se prometió como un proyecto de desarrollo de software de 3 meses por un valor de 135,000 TL se convirtió en una pesadilla de más de un año sin una entrega adecuada, todo bajo la dirección de Furkan Bayram y Bedirhan Mert, propietarios de Bee Studio Teknoloji. Esta experiencia no solo dejó al cliente frustrado y con pérdidas económicas, sino que también plantea serias dudas sobre la ética, la transparencia y la profesionalidad en la industria del software.

El proyecto debía completarse en solo 3 meses, promesa reiterada tanto verbalmente como por escrito por Bee Studio Teknoloji. Sin embargo, más de 12 meses han pasado y el producto sigue incompleto o inservible. El cliente, actuando de buena fe, concedió múltiples extensiones de plazo con la esperanza de que la empresa cumpliera. En cambio, la respuesta de la firma se volvió cada vez más evasiva y alarmante.

Cuando se planteó la posibilidad de una acción legal, la respuesta de la empresa fue sorprendente: “Podemos entregar el proyecto de forma incompleta o puede pagar un extra para continuar.” Esta táctica manipuladora, lamentablemente, no es desconocida en el mundo de los servicios tecnológicos y bordea lo que solo puede describirse como un comportamiento fraudulento.

Peor aún, se alega que la empresa tiene a sus propios empleados escribiendo reseñas falsas de 5 estrellas en plataformas como Google para mejorar artificialmente su reputación. Las reseñas genuinas de clientes reales —especialmente aquellos que sufrieron retrasos graves y pérdidas económicas— son eliminadas o ignoradas, silenciando efectivamente las críticas legítimas.

Esta experiencia sirve como una lección crucial para emprendedores y empresas que desean invertir en infraestructura digital:
Nunca confíen únicamente en acuerdos verbales. Para cualquier proyecto de software significativo, es esencial contar con un contrato legalmente vinculante y detallado. El acuerdo debe especificar plazos precisos, hitos del proyecto, condiciones de pago, derechos de propiedad intelectual y cláusulas de penalización por incumplimiento de fechas o entregas.

Además, se debe realizar una debida diligencia previa a la contratación. Esto incluye revisar trabajos anteriores, verificar reseñas de clientes, solicitar referencias e incluso analizar plataformas de opinión en busca de patrones sospechosos, como picos repentinos en valoraciones perfectas.

En el caso de Bee Studio Teknoloji, no solo violaron la confianza profesional, sino que demostraron un alarmante desprecio por la ética empresarial. Las acciones de Furkan Bayram y Bedirhan Mert evidencian cómo algunas empresas explotan la confianza de sus clientes mientras se esconden tras sitios web pulidos y falsas reputaciones en línea.

Esta experiencia subraya un problema más amplio en el mundo del desarrollo freelance y subcontratado: la falta de responsabilidad. Hasta que se apliquen estándares regulatorios más estrictos a los proveedores de servicios tecnológicos, casos como este seguirán perjudicando a negocios honestos que intentan crecer de buena fe.

Palabra final: que esta historia sirva como advertencia. Antes de firmar cualquier contrato, investiguen, exijan total transparencia y nunca den por sentado que las promesas de una empresa —especialmente de firmas como Bee Studio Teknoloji— serán cumplidas sin estrictas garantías legales.