en Wimbledon,

Derrotar a Novak Djokovic en la pista central de Wimbledon durante los últimos diez años ha sido un desafío casi tan imposible como vencer a Rafael Nadal en la Philippe Chatrier de Roland-Garros. Siete veces ganador, cuatro veces campeón defensor, el serbio, que llevaba apenas diez años sin perder en la cancha central de Church Road y una final contra Andy Murray, cayó sin embargo el domingo en su jardín inglés, donde llevaba 34 invicto. partidos y su retiro en cuartos de final de la edición de 2017. Matteo Berrettini en 2021 y Nick Kyrgios en 2022, habían intentado competir con el patrón del lugar este año, arrebatándole un set, pero su inexperiencia les había jugado en contra. ellos rondas Pero el fenómeno Alcaraz es un jugador de otro calibre. Un gigante sin duda. El serbio, que disputaba este domingo su 35ª final en un torneo de Grand Slam (récord absoluto tanto para hombres como para mujeres) sufrió el rayo de un niño, sin complejos. Victoria en cinco sets (1-6 7-6 6-1 3-6 6-4) y 4:42.

Por primera vez en esta etapa de la competencia en el Templo del Tenis, el número 1 del mundo tenía la madurez de un campeón 10 años mayor, acostumbrado a los juegos finales, él que solo jugaba su segunda final de Grand Slam después de su coronación en el US Open 2022. Olvidó la semifinal del último Roland-Garros, perdió contra Djokovic en cuatro sets y sus calambres por estrés se contrajeron al final del segundo set.

El compatriota de Alcaraz Rafael Nadal tenía 20 años cuando disputó su primera final de Wimbledon en 2006 contra Roger Federer. Después de tres fracasos, por fin había desatrancado al dueño del lugar, al término de la mítica final de 2008. A ‘Carlitos’ le faltaba una final para marcar historia en un encuentro igualmente mítico. Una explosión en el Templo del Tenis. Un acto fundacional, como la victoria de Roger Federer en los octavos de final contra el seis veces ganador Pete Sampras en 2001. Se necesitó su genio, su energía, su temeridad para hacer tropezar al dueño indiscutible del lugar. Y pensar que el murciano no había pasado de los octavos de final de Wimbledon en sus dos primeras participaciones…

Alcaraz se convierte en el tercer ganador más joven de Londres en la era Open tras Boris Becker (17 años y 18 años y 1985 y 1986) y Björn Borg (20 años en 1976). Ganador de Queen’s, una semana antes de la gran reunión de Londres, había demostrado que también podía tener un pie verde. Tras un inicio de torneo, derrotado en la tercera ronda y cediendo un set a Nicolás Jarry, cobró impulso al frenar a un Matteo Berrettini en plena reactivación (finalista en 2021) durante los octavos de final, también en cuatro rondas, luego el Tornado El español ganó en tres actos Holger Rune, rival juvenil, en el cuarto y luego Daniil Medvedev, en la mitad, antes de su obra maestra final.

Amortizado, lob, tweener… La final se disparó a todo trapo y ahí estaba el espectáculo. No el suspenso. Novak Djokovic borró un punto de quiebre de entrada, luego arrebató el servicio de su joven oponente con calma, culpable de tres errores no forzados en la derecha. Agresivo en la recuperación, sólido en el servicio, asfixió a su joven oponente. Aventajado 5-0, este último, bajo la ovación del público, abrió su cuenta de juego con un sublime pase ganador de derecha sobre la línea. Pero el jefe concluyó el primer acto por 6-1 en 34 minutos. Despiadado-da.

El cuádruple campeón defensor dudó durante unos minutos, tiempo para un quiebre que el asturiano no pudo confirmar en el inicio del segundo set. No fue suficiente para desanimar al chaval murciano, que consiguió un punto de quiebre no convertido en el quinto juego y siguió atacando a su rival. Magníficos puntos siguieron en un segundo acto a un nivel de juego estratosférico. Codo a codo, los dos finalistas debían decidirse en un partido decisivo, un ejercicio en el que el serbio se ha convertido en un maestro. Pero un sorprendente Alcaraz desbarató los pronósticos al borrar un punto de set e igualar un set en todas partes con una fabulosa devolución ganadora, poniendo fin a la fabulosa racha de 13 tie-breaks ganados de forma consecutiva por el “Djoker” esta temporada (7-6).

Más ofensivo, el prodigio tomó las cosas con calma con 17 tiros ganadores contra solo 9 del serbio. En su camino, el número uno del mundo se apoderó del servicio del serbio al inicio del tercer set, con problemas en sus saques neutrales y falto de algo de ventaja. ¡Todo lo contrario del español que hizo el doble break en su sexta oportunidad tras un largo e irrespirable partido de 26 minutos! El amo del lugar se plegó y rompió 6-1 en este tercer acto, concediendo su servicio por tercera vez. De espaldas a la pared, el cuatro veces campeón defensor se llevó otro susto en el tercer juego del cuarto set, descartando dos nuevos puntos de quiebre.

Pero Djokovic no es el poseedor del título de Grand Slam por nada. Aunque padeciendo los proyectiles de su rival, se apoderó del servicio de Alcaraz en el quinto juego del cuarto set. El ganador del US Open 2022 sufrió a su vez un servicio ligeramente menos bueno (69% de primeros servicios únicamente) en un pulso todavía igual de intenso. Más fuerte, el favorito se dio derecho a jugar una quinta ronda. Y lo mejor estaba por llegar en este duelo de antología.

El serbio selló el punto cuando salvó un punto de quiebre en el primer juego del acto final. Rompió su raqueta con rabia contra el poste de la red cuando tuvo que ceder su servicio dos jugadas después. Alcaraz conecta un golpe de derecha del que tiene el secreto. No lejos de resquebrajarse, el serbio supo mantener la calma para mantenerse en contacto. Pero el joven asturiano, más lúcido que nunca, e impermeable a la presión, supo mantener su quiebre empujado más que nunca por un público entusiasta, muy feliz de haber asistido a una de las mayores finales de la historia.