Le Fígaro Nantes,

Thierry Noguet no esperaba recibir amenazas de muerte. O, al menos, en el marco de un expediente que considera haber apoyado “en el lado derecho”. Se trata de la reestructuración de la fábrica de fertilizantes Yara en su municipio de Montoir-de-Bretagne, cerca de Saint-Nazaire, y del próximo despido de más del 80% de los empleados de la fábrica. “En octubre recibí una oleada de mensajes apenas velados, como “Cuando camines por la calle… date la vuelta de vez en cuando”, o “Disfruta de tu piscina”; Y nuevamente, fueron mensajes muy amables”, dice Thierry Noguet para Le Figaro.

Después de otra fuga de ácido sulfúrico este verano y de la muerte de un trabajador temporal en octubre, los opositores a la fábrica de Yara en Montoir-de-Bretagne – un sitio industrial clasificado como Seveso – exigieron en voz alta la «suspensión administrativa» del complejo y su cumplimiento. con los estándares del sector. La dirección del grupo noruego lo interpretó a su manera: un plan social. Se eliminarán 139 de los 171 puestos y el lugar se transformará en una terminal logística. Según Thierry Noguet, algunos empleados están enfadados con el concejal por haber profetizado a principios de noviembre «la próxima muerte» del lugar dentro de diez años. El interesado, que había apoyado las peticiones de que la fábrica fuera conforme, se exime de toda responsabilidad. «Hacía tiempo que los dados estaban echados», afirma, esperando que los empleados despedidos puedan negociar un plan ventajoso a medida que se acercan las vacaciones de Navidad.

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El alcalde sin etiqueta de Montoir-de-Bretagne (7.300 habitantes) asegura que entretanto no se ha vuelto paranoico. Las amenazas – bajo seudónimos – no menos le llevaron a adaptar su vida cotidiana. El funcionario electo presentó una denuncia, aseguró su casa y ahora goza de la protección de la gendarmería. Prefiere el coche al autobús, cambia sus rutas habituales, restringe el acceso a su agenda. “Por fin, hoy estoy más abrigado por la noche”, señala Thierry Noguet. Antes de añadir, con amargura, que también se vio obligado a dejar “en suspenso” su vida familiar.

El tema, también planteado el martes por la mañana en France Bleu Loire Océan, preocupa aún más a los cargos electos locales, ya que choca con una formidable actualidad con las quejas de la Asociación de Alcaldes de Francia, reunida desde el lunes en el Congreso, bajo el tema “ Comunidades atacadas, República amenazada”. El concejal comparte el resentimiento de sus colegas de la Asociación de Alcaldes de Francia, cuya delegación será recibida el miércoles en el Elíseo por Emmanuel Macron.

“A mi vecino, el alcalde de Saint-Joachim, le apedrearon la casa y el coche hace dos semanas”, observa indignado Thierry Noguet. Hoy, ningún funcionario electo está a salvo. Ya no hay respeto a los alcaldes, y menos a su función, dada la forma en que algunos nos cuestionan. Una batalla campal que el electo compara con la imagen deplorable que los diputados envían a los franceses desde los escaños de la Asamblea Nacional. “Esto no siempre da la mejor imagen de nuestra democracia”, lamenta el electo local.