Buen pie y buen ojo, a pesar de una fuerte caída por las escaleras el año pasado que le hizo perder el olfato, Dave decidió celebrar, con su 80 cumpleaños, 61 años de carrera. Y hacerlo en el escenario. Si inicialmente había planeado esta celebración en el Théâtre de la Porte Saint-Martin, donde, con Daniel Auteuil, había cantado durante dos temporadas el musical Godspell, el icono de la variedad finalmente puso su mirada en el Grand Rex *. Con sus cincuenta singles y veinte álbumes, el hombre que era descrito en los años 1970 como un cantante para chicas (¡mientras estaba en una relación con su letrista Patrick Loiseau!), tiene la suerte de conservar todavía su voz de joven, y esto rango que le permite subir a la C alta. S
¿somos secretos? Evite las bebidas heladas cuando hace calor. Ésta es su única precaución. Por lo demás, la gula –la cocina– le fascina. También se atiborra de lecturas, sobre todo de ciencia ficción: “Por desgracia, estos autores a menudo tenían razón. » Un cierto arte de ligereza, humor y optimismo. Dave, incluso a su mediana edad, no se ha calmado. Ni mucho menos: el holandés todavía no se ha metido la lengua en el bolsillo. No puede resistirse a un poco de humor mordaz o a ser provocativo cuando se presenta la oportunidad.
En cuanto a sus éxitos, desde Vanina hasta Mi corazón está enfermo o Doux tam-tam, son sólo una pequeña muestra de su repertorio, mucho más matizado de lo que uno imagina. Es a este descubrimiento al que invita al público del Grand Rex. Además, lo espera con voz firme, con su grupo de diez músicos con los que habrá ensayado durante varios días en el sur de Francia que tanto ama. Para su mayor placer.* 21 de mayo (01.42.64.49.40).