Algunos espectadores con cosquillas aparentemente abandonaron la sala de The Substance, ante el espectáculo lleno de hemoglobina de Demi Moore inyectándose productos rejuvenecedores. Pero esta película de terror feminista de la francesa Coralie Fargeat, que denuncia los abusos de la cirugía estética, tuvo una cálida acogida en la Croisette. Esto demuestra que el cine de género, en particular el de terror, se ha consolidado definitivamente en el Festival de Cannes.

“Realmente diseñé la película como una experiencia sensorial y visual y también como una montaña rusa emocional de la que forma parte la risa”, explica Coralie Fargeat a la AFP. “El lado excesivo del gore nos permite hablar de cosas muy serias restando importancia al drama (…). Para mí este género está muy ligado al humor”, continúa el director, que firmó la película Revenge en 2017 y busca, con The Substance, la Palma de Oro. La lista de premios se dará a conocer el sábado por la noche.

También en competición, el director sueco-polaco Magnus Von Horn dejó su huella con La joven de la aguja, una hermosa película que muestra, a través de escenas difíciles, la trayectoria de una mujer danesa en 1918 maltratada por el destino y obligada a abortar. Con The Shrouds, el octogenario David Cronenberg (The Fly, Crash) es por una vez sorprendentemente económico con la hemoglobina, pero no duda en mostrar cuerpos torturados.

Lea tambiénFestival de Cannes: nuestra reseña de Sábana Santa, de David Cronenberg, una película patética

Les Shrouds, que no atrajo a Le Figaro, sigue a un hombre (Vincent Cassel), inconsolable desde la muerte de su esposa, que observa cómo los cuerpos se pudren bajo mortajas conectadas… La actriz alemana Diane Kruger aparece a menudo desnuda, con el cuerpo cubierto de cicatrices. “Rara vez hago papeles muy desnudos, no es lo que más me gusta. Y además de estar desnuda, de tener todas esas cicatrices, de estar dañada… Realmente, no me sentía bien, confió a la AFP. Tuvimos que dejarlo ir y confié mucho en Vincent (Cassel), que conoce bien a Cronenberg”.

The Apprentice, la explosiva película biográfica del joven Donald Trump, que sacudió al portavoz del candidato republicano, también presenta una pequeña y cruda secuencia de cirugía estética. Fuera de concurso, Mujeres en el balcón, de Noémie Merlant, utiliza el gore como escape lúdico. La actriz y directora francesa imaginó un trío femenino que se rebela, a su manera, contra el patriarcado.

Esta no es la primera vez que Cannes se abre a lo que durante mucho tiempo se ha considerado un subgénero. La película Titane de la francesa Julia Ducournau, empapada de sangre, ganó la Palma de Oro en 2021.

Prueba de este reconocimiento, en el Marché du Film se ha creado un Pabellón de Fantasía dedicado al terror, el thriller y la ciencia ficción, frecuentado cada año por más de dos mil profesionales. Una iniciativa independiente.

“Este es el segundo año que este pabellón está en Cannes, la idea era crear un punto de encuentro”, explica a la AFP Tim Luna, productor afincado en México. “Aunque películas de estos géneros estén en la selección de Cannes, no había ningún lugar real para escuchar las voces de quienes las hacen”, subraya esta profesional convencida de que el terror tiene por delante un futuro brillante.