¿Sabías que las perlas ensartadas en tus joyas siguen vivas? Ponerlos en la caja fuerte sería el peor destino para ellos. ¿Que el marfil se vuelve amarillo si no se expone regularmente a la luz solar y que el oro puede empañarse, como cualquier otro metal, si se almacena incorrectamente? Ya puestos a prueba durante las actividades domésticas cotidianas, estos tesoros sentimentales también pierden su brillo si no se almacenan adecuadamente.

“Para conservar el brillo de tus joyas es necesario evitar el contacto con el agua, la humedad y los perfumes”, te recordamos en Gas Bijoux. Los cosméticos, el alcohol, los productos químicos, el limón y otros ácidos, así como el agua salada y especialmente el cloro, son los enemigos de las joyas”. Por ello, la marca de Marsella aconseja maquillarse y perfumarse antes de ponerse sus objetos preciados y guardarlos a la hora de hacer ejercicio o de acostarse. Cada metal tiene su propio (sencillo) método de almacenamiento.

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Sus pulseras y aros de oro son relativamente maleables y se rayan fácilmente durante el impacto o el contacto con piedras preciosas. Para evitarlos, cada joya debe guardarse en una bolsa de tela suave o por separado en una caja. En cuanto a las cadenas, los bolsillos con compartimentos permiten separarlas de su colgante y así evitar que se enreden.

Caliza y orgánica, la perla está viva y sensible a la atmósfera ambiental. Puede secarse y por tanto agrietarse en caso de calor intenso, hasta morir, tornándose su color verde irremediablemente. No los metas en el maletero, te arriesgas a llevarte sorpresas desagradables. Es bueno saberlo: a la perla le gusta el agua y se hidrata al contacto con la piel.

Lo contrario ocurre con la plata, un metal oxidable, que se puede guardar en un lugar seco (por lo que se debe evitar el baño) y, como el oro, se puede guardar en bolsas individuales, idealmente de fieltro. ¡Cuidado con el contacto con la goma, que la empañará instantáneamente! Más que otros metales, la perla y la plata se conservan mejor si se usan.

“Para evitar la oxidación natural, evita dejar tus joyas en un espacio cerrado. ¡Déjalas al aire libre y púlelas regularmente con un paño suave!”, aconseja Charlotte Chesnais, cuyas joyas escultóricas de color bermellón se venden como pan caliente. Más que aire, es la luz del sol lo que las creaciones de marfil necesitan para mantener su blancura.

Está protegido de la luz y el calor, por lo que un anillo de latón dura más si no se usa. “Incluso si están bien mantenidas, sus joyas desarrollarán naturalmente una pátina con el tiempo”, advierte una dependienta de la tienda Goossens, cuyas creaciones adornan los desfiles de Chanel.

Tus collares y broches vintage son, por definición, más frágiles. Para evitar que choquen hay que protegerlos en estuches de espuma o terciopelo. “Deje sus joyas en un lugar seco y cerrado para evitar el contacto con el polvo”, especifica el sitio de joyería vintage Pleaseness.com. Retírelos cuando entren en contacto con el agua. ¡A excepción de las piezas de oro, ninguna joya puede resistir el agua!