Cada vez son más las características que comparten los coches de F1 con los turismos y otros vehículos
A día de hoy en las más conocidas competiciones automovilísticas, como la apasionante Fórmula 1, no paran de realizar constantes mejoras para perfeccionar el rendimiento, todo y que estas, a veces, pueden llegar a retrasarse por temas económicos o por fabricaciones de elementos que comportan estos cambios, a grande escala.
Es importante hablar sobre las tecnologías que aplican las marcas de la mano de los mejores ingenieros, pero cabe destacar como es la situación actual del aclamado mundial de F1, en el que todo parece indicar que Hamilton puede volver a hacerse con el título de nuevo. Las casas de apuestas también quieren conocer la opinión de los aficionados por los que ofrecen cuotas y algunos bonos sin depósito suculentos para llamar su atención.
El ingenio de las mejoras mencionadas no es una novedad, ya que desde años atrás se están aplicando y se siguen desarrollando formas diferentes de mejoría, así como actualizaciones de la motorización en los vehículos, que tras numerosas pruebas de rendimiento y ajustes por parte de la ingeniería más avanzada, se consigue finalmente perfeccionar el rendimiento de los propulsores de los automóviles que participan en la Fórmula 1, que luego se adaptan a las marcas comerciales y de venta al público.
Sin duda alguna ha quedado confirmada la superioridad que presentan la nuevas motorizaciones, las cuales ya se están en proceso de producción en serie, ya que estas han demostrado una eficiencia del rendimiento de hasta el 50% frente al rendimiento del 35% que tenían anteriormente la mayoría de motores.
Lo interesante de este avance fue el resultado de adjuntar el turbo a motores de gasolina.Este fue empleado inicialmente por la escudería francesa de Renault para iniciarse en la Fórmula 1 en el año 1977. La escudería alemana BMW, en el año 2002, realizó también un modelo turbo pensado para circular fuera de los circuitos de carreras, aunque este no tuvo tanto éxito como merecía y no revolucionó la motorización, ya que aquella idea fue dejada de lado. El modelo turbo de BMW, fue reconocida más tarde, en el momento de su llegada a la alta competición de Fórmula 1, en la que marcó una gran diferencia entre el pasado y el presente, ya que su modelo de turbo terminó incorporándose posteriormente a vehículos de calle; primero en motores diésel y más recientemente en motores gasolina.
La ultima novedad sería la de aplicar el turbo a un motor con generador eléctrico y con baterías para mejorar su eficiencia.
Por otro lado no todo es potencia, ya que la frenada es algo muy importante. Es interesante saber que los vehículos que usamos a diario llevan frenos de discos ventilados, los cuales fueron implementado en la F1 por vez primera en el año 1970, antes de la aparición de los frenos de disco de carbono de la actualidad. Estos frenos de disco, evitan el sobre calentamiento de los mismos y no pierden rendimiento en situaciones en las que se aplican grandes exigencias, como la que podría necesitar un piloto profesional en una pista de velocidad.
Estos frenos de disco de carbono, aparecieron para quedarse definitivamente en la F1 en el año 1979 y a día de hoy, los vehículos de alta gama optan por montar discos de carbono cerámicos, ya que permiten una adaptación más económica y eficiente.
Por otro lado, como no podía ser de otra forma, la resistencia al aire ha sido y será uno de los grandes retos de los ingenieros de los vehículos sobre ruedas, los cuales se centranen el chasis y en los tipos de carrocería. La última innovación en este campo ha sidoingeniado por McLaren, creando un vehículo híbrido con un chasis que conforma el habitáculo del conductor con fibra de carbono, que se adapta a unos sub-chasis delanteros de aluminio.
Los beneficios que aporta la fibra de carbono son bastante importantes, ya que esta no solo reduce con diferencia el peso total del vehículo, sino que también aporta una rigidez superior al de resto de materiales, como el aluminio o el acero. También fue Maclaren quien se anticipó en la Fórmula1, montando un monoplaza con chasis de carbono el año1981. El gran inconveniente de este material es el elevado coste y la dificultad que supone trabajar con él.
Algunas de las marcas más conocidas del mercado, utilizan en sus vehículos de alta gama piezas concretas de fibra de carbono para construir, por ejemplo, el capó, el techo o incluso los alerones, para hacer más ligeros y atractivos los vehículos.
La realidad es que en nada se asemeja la aerodinámica de un turismo al de un monoplaza de carreras, la cual es mucho más avanzada. Aún así, se intenta que la carga aerodinámica de los turismos sea mayor para conseguir una mejor adherencia y capacidad de paso en las curvas. En definitiva, lo que se consigue con estas mejoras en los vehículos de calle al igual que en los automóviles de alta competición es el conocido “efecto suelo”.
Un detalle más bien de diseño, que no es nada práctico pero que es de importancia mencionar, es la creación de volantes achatados por la parte inferior de este, consiguiendo dar un toque retro y deportivo, como los volantes de los coches que participan en la competición de la F1, con caja pequeña, para que el piloto pueda tener más accesibilidad con las piernas. Por otro lado, además, la escudería italiana de Ferrari, consiguió que se pudiera cambiar de marcha mediante levas en el volante, aplicando paleras al volante de un vehículo de su marca en el año 1989, haciendo que hoy en día, esta adaptación de la transmisión con levas sea lo más común en cualquier turismo o vehículo nuevo.
En la actualidad, la marca de vehículos Mazda, ha conseguido elaborar el motor Skyativ-X, lo que permite que determinados coches de la marca tengan un productividad de aproximadamente del 50%, en comparación con los motores de los coches utilizados en la Fórmula 1.
Por lo tanto, es evidente que con el tiempo se irán presentando más cambios que harán que los coches de F1 sean cada día más potentes, de la misma manera que los vehículos que utilizan no profesionales de tal competición.