La Ciudad Eterna se enfrenta a un problema muy moderno. Desde hace varios meses, la venta online de entradas para el Coliseo -y la de otros monumentos emblemáticos de Roma como la Villa Borghese y los Museos Vaticanos- está en manos de un ejército de robots informáticos encargados de hacerse con las entradas en cuanto salen a la venta. .venta. Resultado: no hay entradas disponibles en la página web del revendedor oficial, Societa Cooperativa Culture (CoopCulture). Por lo tanto, es imposible hacerse con estas preciadas llaves sin hacer largas colas en los mostradores… u obtenerlas en los sitios de operadores privados. Excepto que esta bienvenida oportunidad para el turista despistado vale su peso en oro. Porque los revendedores secundarios como Musement, GetYourGuide, Tiqets y Viator venden entradas con descuento a precios elevados. Para acceder al parque arqueológico -que incluye el Anfiteatro Flavio, el Foro Romano, la Domus Aurea y el Monte Palatino- había que pagar casi cincuenta euros, o casi tres veces el precio base.
Tanto es así que el ilustre monumento tuvo que revisar todo su sistema de venta de entradas para dotarse de un nuevo sistema. Desde el 18 de octubre, la entrada al parque arqueológico sólo se puede realizar con una entrada personal que se puede adquirir en el sitio web www.colosseo.it. Al hacerlo, es imposible que los revendedores monopolicen los cupones tan pronto como salen a la venta. A esto se suma una reestructuración del número de plazas adjudicadas: sólo el 25% se destinará a touroperadores, el 55% a la plataforma oficial y el 20% a taquillas físicas (es decir, el doble del porcentaje habitual).
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Una gran limpieza “para combatir las prácticas especulativas sobre los precios de entrada al parque arqueológico” anunciada en septiembre por Gennaro Sangiuliano, ministro italiano de Cultura, quien luego declaró: “Hemos heredado una situación de impasse y de un enredo importante que estamos rápidamente desmoronándose. Anunciada la semana pasada, la introducción del billete nominativo es “una medida central para liberar uno de los símbolos de nuestro patrimonio histórico-cultural de esta manipulación fraudulenta del mercado”, afirmó el ministro.
Un anuncio bien recibido por los medios italianos. “No más robots y mercado clandestino”, tituló el diario La Republica, mientras que la edición romana del Corriere della Sera repitió las palabras del Ministro de Cultura: “Comienza una nueva era”. Hay que decir que se esperaba con impaciencia la respuesta de las autoridades transalpinas. Alertado a principios de año por los gritos de indignación de los turistas y de la prensa transalpina, el ejecutivo se vio obligado a afrontar el problema de frente. Posteriormente se contactó con la autoridad de competencia y mercado (Agcom) y en julio pasado se abrió una investigación dirigida tanto a la tienda oficial como a los cuatro revendedores. “Según la Autoridad, los consumidores no podrían comprar entradas en el sitio web del revendedor oficial CoopCulture porque serían compradas en masa por revendedores secundarios”, precisó la agencia de prensa italiana ANSA. Incluso la Unidad Especial Antimonopolio de la Guardia di Finanza, la policía aduanera y financiera italiana, llevó a cabo registros.