Muchas mantequillas proscritas. La Dirección General de Lucha contra el Fraude (DGCCRF) criticó las prácticas de algunos profesionales y afirmó en un comunicado haber detectado una «tasa de anomalía» del 29,5% durante una amplia investigación. Este se realizó en 2019 entre 129 establecimientos del sector -fabricantes artesanales e industriales, explotaciones ganaderas, comercios minoristas, gran distribución, panaderías- y sus conclusiones se publicaron el 29 de diciembre.

De las 89 muestras tomadas durante los controles y analizadas en laboratorio, el 15% tenía un contenido de agua superior al máximo del 16% impuesto por las normas europeas. Un truco clásico de la industria alimentaria que permite al fabricante reducir sus costes de materia prima, pero que «altera la calidad de los productos», recuerda la DGCCRF.

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Los controladores también observaron «a menudo» el uso de grasa de suero (suero) en lugar de nata -o una mezcla de ambas- en la fabricación de mantequilla cuando en la lista de ingredientes sólo se indicaba nata. Cuatro muestras de mantequilla semisal no tenían suficiente sal para ser calificada como tal (su contenido de sal debe estar entre 0,8 g y 3 g por 100 g).

La DGCCRF afirma haber descubierto también prácticas de reutilización por parte de los fabricantes de mantequilla mal envasada o devuelta “al fundirla y reincorporarla a la fabricación de mantequillas de mayor calidad, como las extrafinas, cuyo reciclaje está prohibido”.

“Esta encuesta reveló que el incumplimiento se da tanto entre los productores agrícolas como entre los industriales”, subraya la DGCCRF. Al final de estos controles, por los que favoreció la educación cuando no había intención de fraude, la administración envió 30 amonestaciones, siete medidas cautelares y una denuncia penal por destrucción de precintos.