El rescate del soldado Fret SNCF, amenazado por Bruselas con tener que devolver más de 5.000 millones de euros en ayudas públicas, requerirá muchos sacrificios. El ministro de Transportes, Clément Beaune, expuso este martes su plan para evitar que la Comisión Europea imponga una sanción que lleve a la liquidación de esta empresa, propiedad al 100% de la SNCF. Este consiste en crear una empresa que no tiene conexión con Fret SNCF. Así que ella tendrá un nombre diferente. Siempre será pública, es decir controlada en su mayoría por la SNCF.
Por otro lado, alrededor de la mesa, podríamos encontrar un accionista minoritario. Preferiblemente pública, aunque también podría ser privada. Este nuevo operador de transporte ferroviario de mercancías no tendrá el mismo alcance que Fret SNCF. Mantendrá el 80% de la actividad. Es decir, todos los trenes que transportan mercancías para varios clientes diferentes.
Por otro lado, esta nueva empresa deberá ceder a competidores (Europorte, ECR, etc.) los mercados de trenes que transportan mercancías para un único cargador. Eso es alrededor del 20% de la facturación de Fret SNCF. Como resultado, se eliminarán 470 puestos.
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No habrá despidos. Los trabajadores ferroviarios serán reclasificados en otras filiales del grupo ferroviario (SNCF Voyageurs, SNCF Réseau, etc.). Otra opción: si son voluntarios, podrán incorporarse a los operadores que recuperarán estos mercados y que, por tanto, necesitarán personal, y en especial maquinistas.
Al mostrar así sus credenciales, el Estado espera convencer a Bruselas antes de fin de año para que no imponga una sanción a Fret SNCF. Para demostrar que el transporte de mercancías por ferrocarril sigue siendo una prioridad, promete invertir 4.000 millones adicionales entre 2023 y 2032 en infraestructura dedicada (patios de clasificación superpuestos, renovación de túneles ferroviarios, etc.).
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No es suficiente para convencer a los sindicatos. Para expresar su preocupación, una cincuentena de activistas SUD-rail interrumpieron el martes una conferencia de usuarios del transporte al grito de «¡La SNCF no está en venta!».