La huelga, ¿un deporte nacional? En 2022, dejar el trabajo estuvo muy de moda, según los últimos datos del servicio estadístico del Ministerio de Trabajo. Una tendencia actualizada después de dos años de relativa calma de los conflictos sociales durante la crisis sanitaria. Según el estudio de Dares (Dirección de Animación de Investigaciones, Estudios y Estadísticas) publicado este miércoles, “en 2022, el 2,4% de las empresas de 10 o más empleados del sector privado no agrícola experimentarán uno o varios paros colectivos. Una proporción que “aumenta significativamente” (0,8 puntos respecto a 2021) y que, por tanto, contrasta con las de 2020 y 2021, años marcados por la pandemia. Hasta el punto de acercarse a los picos alcanzados en 2019 (el 2,5% de las empresas afectadas se declararon en huelga), el año con más huelgas de la década.
Un fuerte retorno a la protesta que se refleja en el número de días individuales no trabajados (JINT) debido a la huelga. En 2022, aumentó un 71% respecto al año anterior, hasta alcanzar 99 días por cada 1.000 empleados. A modo de comparación, en 2021 fue de solo 58 días por cada 1.000 empleados. Pero, aunque significativa, esta proporción sigue siendo inferior al récord de 2019, con 161 JINT para la misma cantidad de empleados. Por otro lado, en 2022 como en 2019, los sectores del transporte y el almacenamiento están a la cabeza con 414 días de huelga por cada 1.000 empleados (y 1.038 en 2019). Se enfrentan al desafío de la educación, la salud humana y la acción social privada.
“Las huelgas son más frecuentes en las grandes empresas”, añaden los expertos de Dares. En 2022, una de cada tres empresas con más de 500 empleados se vio afectada por una huelga, lo que supone un aumento de 8,2 puntos respecto a 2021. Sin embargo, las empresas más pequeñas no se quedan al margen. La proporción de paros en aquellos con menos de 50 empleados se ha duplicado en comparación con el año anterior. La intensidad de las huelgas también aumentó en 2022. Más largas y con mayor participación, las huelgas de 2022 son más virulentas, “sobre todo en la industria”, precisa Dares.
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¿La palabra clave para demandas? La remuneración, esgrimida como motivo número uno en el 79% de los casos. “Un aumento respecto a 2021 (6 puntos) en un contexto de inflación elevada”, señalan los autores del estudio. Y con razón: la inflación se situó en el 5,2% en 2022, frente al 1,6% del año anterior. Con el inicio de la guerra en Ucrania, los precios de la energía se dispararon. “En 2022, los precios de la energía que pagan las empresas se dispararán, después de haber aumentado ya a finales de 2021. El precio de la electricidad, que desde 2010 había aumentado de media alrededor del 3% anual, ha aumentado un 38% para empresas entre 2019 y 2022”, señalan los expertos del INSEE. El gas natural para los hogares también aumentó un 40% ese mismo año.
Esto dio lugar a grandes huelgas, que todavía están presentes en la mente de la gente. Al final del verano, casi todas las refinerías y depósitos de petróleo se habían movilizado para exigir aumentos salariales, agotando los surtidores de gas del país. A falta de acuerdo, el gobierno se vio obligado a ordenar la requisa de personal de los lugares bloqueados. La poderosa FNME-CGT (Federación Nacional de Minas y Energía de la CGT) también se distinguió por convocar una huelga del personal de las centrales nucleares de EDF y de los agentes de Enedis y GRDF.
En cuanto al transporte, una huelga de la RATP paralizó las redes parisinas durante casi un mes. En Navidad se produjo una gran movilización en la SNCF, donde los cambiadores y controladores se movilizaron durante las vacaciones escolares para mejorar los salarios y sus condiciones de trabajo. Esta huelga multitudinaria impidió que decenas de miles de viajeros celebraran las fiestas con sus familias. La dirección de la SNCF propuso entonces un acuerdo en el último momento para salvar la Nochevieja.