Las pequeñas hojas de té secas son populares entre los franceses. Los tés verde, negro y blanco son cada vez más populares en Francia y su consumo se ha triplicado en 25 años. La Asamblea General de las Naciones Unidas incluso creó un “Día Internacional del Té” este 21 de mayo con el fin de “fomentar la implementación de acciones y medidas colectivas favorables a la producción y el consumo sostenibles de té”. «Las 15.000 toneladas de hojas importadas al año sitúan a Francia como el 30º consumidor de té del mundo», subraya Thés de la Pagode, que calcula «que uno de cada tres franceses lo bebe».

Para François-Xavier Delmas, investigador del té y fundador del Palais des thés, los consumidores franceses están «alcanzando» a sus vecinos europeos: «Los ingleses consumen tres kilogramos de té al año, frente a los 250 gramos en Francia». Las mujeres son las que más consumen, “el 57% de ellas”, explica Marie-Charlotte Familiadès, presidenta de Thés de la Pagode. Se centran principalmente en los tés verdes y los “tés para la salud y el bienestar”, un 30% más interanual para Thés de la Pagode.

Los períodos de confinamiento relacionados con el Covid-19 también han permitido el crecimiento del mercado del té. “Los aficionados consumieron el doble durante este período y nos dimos cuenta de que apenas lo bebían en la oficina”, explica François-Xavier Delmas. Una observación compartida por Marie-Charlotte Familiadès, quien subraya que “el 91% del té se bebe en casa”. Para exportar el consumo fuera de los hogares, en los últimos meses han surgido nuevas tendencias que llegan incluso a los palacios parisinos.

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“Lo notamos en todas partes, hay una tendencia al consumo de bebidas no alcohólicas. El sector de la hostelería ha lanzado “after-teas” para consumirlo al final del día”, recuerda Erika Le Noan, presidenta de Dammann Frères, que abastece principalmente a profesionales. “El té también se convierte en un ingrediente para preparar cócteles e incluso llega a las cocinas de grandes chefs”, añade. Algunas direcciones incluso ofrecen maridajes de “comida y té”, en sustitución del tradicional vino en la mesa.

También están surgiendo otras modas, como los “lattes” de té, como señala Erika Le Noan: “Es muy nuevo en este momento, con los matcha lattes, que atraen a las generaciones más jóvenes”. A este último también le gusta el “té de burbujas” de Taiwán. Se trata de bebidas frías a base de té, normalmente adornadas con perlas de tapioca. Aunque la presidenta de Dammann Frère acoge con agrado las variaciones de las bebidas de té, pide a los consumidores que presten atención a la calidad de las hojas de té.

“La mayoría de las hojas no se lavan, por eso es importante elegir productos ecológicos”, explica Marie-Charlotte Familiadès. El mercado del té ecológico todavía tiene margen de crecimiento, ya que sólo representa el 21% del consumo en Francia. Para garantizar la calidad de sus productos, las marcas realizan numerosas pruebas en sus laboratorios. “Representa un presupuesto colosal, varios cientos de miles de euros al año”, insiste François-Xavier Delmas. El precio a pagar para mantener las propiedades antioxidantes del té.