No será París, ni Dublín, ni ninguna de las otras seis capitales europeas (Bruselas, Madrid, Roma, Riga, Vilna y Viena) las que se presentaron. El Parlamento Europeo y los Estados miembros eligieron el jueves por la tarde Frankfurt (Alemania) para albergar la futura agencia de la Unión Europea contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo.
Antes de la creación de esta autoridad, denominada por su acrónimo inglés Amla (“Anti-Money Laundering Authority”) y validada por los Estados miembros y el Parlamento a finales de 2023, Bruselas dependía de los reguladores nacionales para hacer cumplir sus normas. Pero los estados miembros no siempre cooperaron.
La AMLA supervisará y coordinará a las autoridades nacionales para detectar y combatir mejor las actividades financieras transfronterizas sospechosas. “Desempeñará un papel clave en la lucha contra las actividades financieras ilícitas. Con más de 400 empleados, comenzará a funcionar a mediados de 2025”, declaró Bélgica, que ostenta la presidencia rotatoria de la UE.
Dotada de poderes sancionadores, “Amla cambiará las reglas del juego en la lucha contra el dinero sucio en la UE”. Supervisará «las entidades financieras más riesgosas», incluidos los proveedores de servicios de criptoactivos, así como el sector no financiero, incluidas entidades como los clubes de fútbol. La agencia «desempeñará también un papel crucial para impedir que los defraudadores eludan sanciones financieras específicas», como las adoptadas contra Rusia, precisa el Parlamento Europeo.
Las actividades financieras sospechosas representan alrededor del 1% del PIB de la UE, o 130.000 millones de euros, según la agencia policial europea Europol.