Si bien el rebaño de ganado francés disminuye año tras año y cada vez más ganaderos se dan por vencidos, se trata de un cambio inesperado por parte del Tribunal de Cuentas. En su último informe publicado este lunes sobre el apoyo público a los ganaderos entre 2015 y 2022, la institución hace dos recomendaciones impactantes, que sin duda deben provocar el enfado de los profesionales.
Los ancianos de la rue Cambon, que juzgan que el modelo productivo de la ganadería sigue siendo «frágil» a pesar de un apoyo público «muy alto», y destacan la «evaluación climática desfavorable», no van allí por cuatro caminos. Llaman a “definir y hacer pública una estrategia de reducción del hato ganadero”, a pesar de que las administraciones públicas y los sectores luchan desde hace años por mantener esta ganadería y contra la descapitalización del hato en curso. Una tendencia que aún se observa entre 2020 y 2021 (-2,1% vacas lecheras y -1,4% vacas nodrizas), y que se ha acelerado aún más en los últimos meses.
«El cumplimiento de los compromisos de reducción de las emisiones de metano de Francia (suscritos en el acuerdo internacional Global Methane Pledge) pasa necesariamente por una reducción significativa de la ganadería», señala en efecto el Tribunal de Cuentas -sin dar una cifra precisa-, que señala que la ganadería es “responsable en Francia del 11,8% de las emisiones de CO2 equivalente, comparables a las de los edificios residenciales del país”, principalmente por el metano producido durante la digestión de los animales.
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Según su informe, esta reducción no pondría en peligro los objetivos de soberanía alimentaria de Francia. “Esta reducción se concilia fácilmente con las necesidades nutricionales de los franceses, un tercio de los cuales consumen más del tope de 500 g por semana de carne roja recomendado por el plan nacional de salud y nutrición”, señala.
Por otro lado, el Tribunal de Cuentas sugiere revisar los sistemas de apoyo a los criadores. “La lógica de asignación de ayudas debe evolucionar cruzando los ejes de desempeño económico y desempeño socioambiental. (…) Se trata de tender hacia un modelo de explotación a la vez económicamente eficiente y que produzca externalidades positivas para el medio ambiente o la economía de los territorios rurales, afirma la institución. Para los criadores “más en dificultad”, recomienda apoyarlos “en una necesaria reconversión”, ya sea “hacia otros sistemas de producción”, o directamente ayudarlos a “cambiar de orientación profesional”. Lo que sin duda hace toser a los principales interesados.
Considerando «insuficientes» los actuales mecanismos de apoyo al reciclaje, el Tribunal de Cuentas recomienda, por tanto, ampliar la base de beneficiarios y aumentar los créditos de reciclaje. Otra idea mencionada en el informe de 137 páginas, el Tribunal de Cuentas considera que «la producción de energía (de biogás por digestión anaeróbica, de electricidad en el marco del agrovoltaísmo) puede constituir una oportunidad para ser aprovechada por los ganaderos franceses», «como mucho para diversificar ingresos y contribuir a la transición energética».