El Estado «aumentará los controles a partir de la próxima semana» en relación con las negociaciones en curso entre distribuidores y agricultores, para garantizar a estos últimos unos ingresos dignos, anunció el sábado el ministro de Economía, Bruno Le Maire, en medio de los gruñidos del sector. “A partir de la próxima semana, la Dirección General de Lucha contra el Consumo y el Fraude (DGCCRF) aumentará los controles sobre las negociaciones comerciales en curso para garantizar la preservación de los ingresos de los productores agrícolas”, aseguró Bruno Le Maire durante un viaje a Flavigny (Marne), en el con motivo de la fiesta de San Vicente, patrón de los viticultores.
«Seremos intransigentes con los distribuidores que no respeten las disposiciones de la ley Egalim», añadió. «No quiero que estas negociaciones resulten en un debilitamiento de los ingresos de los productores». Este texto, votado en 2018 al final de la Asamblea General de la Alimentación, prevé que los precios pagados a los agricultores tengan en cuenta sus costes de producción, para evitar que vendan con pérdidas. El lunes finalizó la primera ronda de negociaciones entre las marcas de supermercados y algunos de sus proveedores de la agroindustria. Al final, la Asociación de Empresas de Productos Alimenticios (Adepale) dijo estar “preocupada” por “el futuro de las leyes Egalim (…), ya que la gran distribución demuestra durante estas negociaciones una baja sensibilidad hacia la protección de las materias primas agrícolas.
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El sábado por la mañana, el presidente del sindicato de Jóvenes Agricultores repitió en Europa 1 que era necesario «hacer cumplir» esta ley, mientras aumentan las manifestaciones de descontento por parte de la profesión. El viernes, el Elíseo indicó que el presidente Emmanuel Macron había «pedido al Ministro del Interior que ordenara a los prefectos que fueran este fin de semana a reunirse con los agricultores» y sus sindicatos, «lo más cerca posible del terreno».
En Francia, como en Alemania, Rumania y Polonia, las manifestaciones de los agricultores han aumentado en las últimas semanas. El ejecutivo teme que el movimiento se extienda en el contexto de una ofensiva de una manifestación nacional a la que acusa de «soplar las brasas». La semana pasada, la ley Egalim se encontró por primera vez en el centro de un litigio entre un viticultor del Médoc y sus comerciantes debido a un precio de venta de la producción que el agricultor considera “abusivamente bajo”.