Los Estados cuentan con los medios necesarios para asegurar la transición climática en el mundo, siempre y cuando dejen de derrocharlos apoyando actividades destructivas «para el planeta y sus habitantes», según un informe publicado este jueves por el Banco Mundial.

Según el documento, los subsidios otorgados a favor de sólo tres sectores, combustibles fósiles, pesca y agricultura intensiva, ascienden a 1.250 millones de dólares anuales en todo el mundo. Sin embargo, desde hace varios meses, las instituciones financieras internacionales, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional vienen señalando que la transición y resistencia de los países en desarrollo a los efectos del cambio climático requerirá una inversión de 1.000 billones de dólares. “Escuchamos que no hay suficiente dinero para el clima, pero en realidad lo hay, simplemente no se gasta en el lugar correcto”, subrayó el director gerente del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg, citado en un comunicado de prensa. “Si logramos reasignar estos fondos a usos más positivos y limpios, podríamos resolver muchos de los problemas más apremiantes de nuestro planeta”, agregó Axel van Trotsenburg.

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Pero el problema es más amplio, dice el Banco Mundial: estos subsidios estatales dan como resultado lo que se denomina un «subsidio implícito» que, al incluir el costo para el planeta de la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero, los atascos y, en general, la destrucción de naturaleza, equivale a 6000 billones de dólares. Según el informe, los estados siguen gastando en promedio casi seis veces más en combustibles fósiles de lo que se habían comprometido a movilizar para la transición energética durante los acuerdos de París en 2015. En total, son 577 mil millones de dólares los que se movilizaron en el mundo en 2021 para “bajar artificialmente el precio de las energías contaminantes”, que viene “a reforzar el calentamiento global, la contaminación del aire, las desigualdades y la ineficiencia”, subraya el Banco Mundial.

En el lado agrícola, se gastan 635 mil millones de dólares cada año, lo que lleva al «uso excesivo de fertilizantes, la degradación del suelo y el agua y daña la salud humana», pero también la destrucción del 14 % de los bosques del mundo cada año. “Las mejores prácticas en materia de subsidios ya son ampliamente conocidas, pero ponerlas en práctica no es fácil por los desafíos políticos que esto puede representar y la defensa de intereses particulares”, sin embargo reconoció el economista jefe del Banco Mundial a cargo de desarrollo sostenible, Richard Damania, también citado.