La huelga de los controladores de la SNCF durante la persecución navideña de febrero, que dejó a cientos de miles de pasajeros en el andén, fue la gota que colmó el vaso. Se hizo eco del movimiento social de la Navidad de 2022, donde los clientes también se vieron privados del TGV. Incluso los innumerables paros sorpresa en el transporte cotidiano que provocan retrasos en la oficina o taller de sus usuarios. “Antes, los interlocutores sociales del transporte empezaban a negociar y, si las negociaciones no daban resultado, se producía una huelga. Allí, las coordinaciones o movimientos nacidos en Facebook actúan primero para influir en las negociaciones”, lamenta Hervé Marseille, senador centrista de la Unión (Hauts-de-Seine).
Para poner fin a estos movimientos sociales que paralizan a Francia en momentos delicados, el miembro de la Alta Asamblea presentó, el 14 de febrero, un proyecto de ley destinado a regular el derecho de huelga en el transporte público (excepto el avión). Un texto que será examinado este miércoles 3 de abril en la Comisión de Desarrollo Sostenible, antes de llegar a sesión pública el 9 de abril por la tarde. «Desde 1947, no ha habido un año sin un día de huelga en la SNCF», lamenta Philippe Tabarot, senador LR (Alpes Marítimos), ponente de este proyecto de ley. Esta voluntad de avanzar en el tema resuena también con la proximidad de la fecha límite de los Juegos Olímpicos de París: la CGT-RATP ha presentado un aviso de huelga desde el 5 de febrero de 2024 a las 19 horas hasta el lunes 9 de septiembre de 2024 a las 8 horas.
En concreto, el texto presentado al Senado se inspira en la situación italiana, donde las huelgas en el transporte están prohibidas durante determinados períodos de vacaciones (Navidad, Semana Santa, verano, etc.), o los tres días que coinciden, preceden o siguen a las grandes elecciones nacionales… Pero los senadores franceses son conscientes de los avances en un tema delicado: en Francia, el derecho de huelga es constitucional. Para evitar la ira del Consejo Constitucional, Philippe Tabarot tomó medidas. Y es su versión la que se someterá a la votación de la comisión de desarrollo sostenible del Senado, no la de Hervé Marseille, más maximalista.
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La principal medida consistiría en proteger treinta días durante los cuales se prohibiría la huelga. “Los grandes días de salida, Navidad, Semana Santa, 14 de julio, 15 de agosto… se verían afectados”, indica Philippe Tabarot. Y esto en las horas punta, por ejemplo entre las 7 y las 9 y entre las 17 y las 20 horas. » Esta limitación del derecho de huelga sólo afectaría a quienes participan en la explotación de trenes, metros, autobuses o tranvías (conductores, controladores, etc.), no al personal administrativo. De estos treinta días sin huelga en hora punta, no podría haber más de siete seguidos. Por tanto, no se trata de prohibir los movimientos sociales del 14 al 31 de julio.
La fijación de estos días sería objeto de discusiones durante un mes entre federaciones profesionales, sindicatos y el Ministerio de Transportes. Al final de estas negociaciones, a principios del cuarto trimestre, se publicaría un decreto en el que se registraría la lista de días fijos. Quienes no respeten este texto podrían ser objeto de sanciones disciplinarias a modo de amonestación; no incurrirían en sanciones penales (multa, prisión, etc.).
Otras medidas, menos simbólicas pero importantes, aparecen en este proyecto de ley. «Las notificaciones inactivas, algunas de las cuales se presentarán hasta 2045, caerían al cabo de un mes si al menos dos agentes no las hubieran aprovechado para hacer huelga», argumenta Philippe Tabarot. Asimismo, para permitir a las empresas y a los clientes organizarse mejor, el plazo de preaviso para declararse en huelga sería de 72 horas antes del movimiento, frente a las 48 horas actuales. Asimismo, si las huelgas de 59 minutos (menos de una hora sin descuento salarial) siguieran siendo legales, serían posibles al iniciar un turno, pero no a mitad del día, donde la reasignación de un agente en huelga siempre es complicada.
En el Senado, donde el centro y la derecha tradicional tienen mayoría, el texto tiene muchas posibilidades de ser adoptado. En la Asamblea Nacional, sin embargo, será otra cuestión. No estoy seguro de que obtenga apoyo del gobierno. En cualquier caso, no contará con la del ministro de Transportes, Patrice Vergriete, que declaró a finales de febrero: “No creo que sea necesario reformar hoy el derecho de huelga. Si hubiera periodos tendríamos que elegirlos y ¿qué priorizamos? Las vacaciones ? ¿O la vida cotidiana de los franceses? Prefiero pedir responsabilidad. »