Grandes sonrisas al entrar para la foto de grupo, cabizbajos al salir una hora después. Como era de esperar, esta primera reunión formal entre la intersindicale y el gobierno desde el comienzo de la protesta no condujo a un progreso tangible. El primero no dudó en calificar esta etapa de “fracaso”.
Todos tuvieron tiempo de hablar. Élisabeth Borne, en primer lugar, para explicar la posición del Gobierno, y las distintas organizaciones sindicales han leído a su vez su propio texto de agravios en el orden protocolario. Todos han hecho hincapié en la necesidad de suspender, o incluso retirar, la reforma de las pensiones como requisito previo para cualquier discusión sobre el trabajo o las penurias. Para mostrar su determinación y su unión, todos los líderes concluyeron su discurso con la siguiente frase: «Pero antes de eso, señora Primera Ministra, ¿puede responder a esta pregunta: ¿Está lista para retirar esta reforma? «.
Al término de esta mesa redonda, “el jefe de Gobierno trató de pasar a cuestiones de penosidad. Laurent Berger luego la interrumpió cortésmente para pedirle que respondiera a esta pregunta”, explica François Hommeril de CFE-CGC. Una pregunta a la que el principal interesado respondió negativamente, activando rápidamente el final de la reunión. El silbatazo final lo dio el secretario general de la CFDT. Por lo tanto, los ocho sindicatos presentes se pusieron de pie como un solo hombre y abandonaron la sala.
Señal de que nadie depositaba muchas esperanzas en este encuentro, ya se había preparado un texto. “Repetimos al Primer Ministro que no puede haber otro resultado democrático que la retirada del texto. La Primera Ministra respondió que quería mantener su texto, una decisión seria”, así leyó Cyril Chabanier de la CFTC, en nombre de la intersindical.
Todos los líderes hablaron luego al micrófono en el patio de Matignon. Laurent Berger apelaba así a “la sabiduría del Consejo Constitucional” que debe dictar su decisión el 14 de abril, animando “a un máximo de trabajadores a unirse a las marchas mañana”, fecha de la 11ª jornada de movilización contra la reforma.
Acto seguido, Sophie Binet, flamante secretaria general de la CGT, leyó un texto y respondió a unas preguntas. “No podemos avanzar hasta que se retire esta reforma”, advirtió. “La intersindical estará unida hasta el final”, afirmó, barriendo con las especulaciones sobre las recientes disonancias entre la CFDT, que pretende “retirar o suspender” el texto, y la CGT, que quiere la “retirada simple y llanamente”. .
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Minutos después, intervino a su vez la Primera Ministra, rodeada por el Ministro de Trabajo, Olivier Dussopt y el Ministro de Transformación y Función Pública, Stanislas Guerini. Sin negar los desacuerdos con los sindicatos, se negó a hablar de fracaso. Prefirió señalar “intercambios respetuosos” y aseguró que había “escuchado” los pedidos.
En aras de la apertura, recordó estar «disponible para trabajar en temas laborales» (dificultad, larga carrera, etc.) e insistió en recalcar, añadiendo que «no tenía previsto avanzar sin los interlocutores sociales».