Un cuervo en una tienda de porcelana. Desde hace varios meses, la famosa casa Bernardaud contiene la respiración. Apuntado por una investigación de la DGCCRF, el primer fabricante de porcelana de Limoges es sospechoso de «violaciones del código de consumo». ¿La razón? En septiembre pasado, un denunciante anónimo envió una carta a Fraud Squad acusando a Bernardaud, y a otros, de importar porcelana de Asia. Una culpa tanto más grave cuanto que el patrón Michel Bernardaud preside la asociación de la IGP (indicación geográfica protegida) Porcelaine de Limoges.

En respuesta, el 28 de marzo, cerca de 70 agentes de la DGCCRF revisaron simultáneamente la fábrica en Oradour-sur-Glane, la sede en Limoges y dos tiendas en Burdeos y París. Una operación que permaneció en secreto, si un automovilista no hubiera alertado a France 3 Limousin. La información luego se filtró en la prensa local. Para disgusto de Michel Bernardaud, «loco de rabia» según su abogado citado por Challenges, que resolvió en junio presentar una denuncia por «denuncia calumniosa». Inmediatamente seguido por el IGP.

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Tales acusaciones amenazan permanentemente la reputación irreprochable de la famosa casa y de todos los fabricantes de porcelana de Limoges. El abogado de la IGP declaró en La Montagne, el 12 de julio, verlo como una «vendetta personal». Debajo de la máscara del cuervo podría en efecto esconderse un competidor, descontento con el dominio de Bernardaud. Contactada, la DGCCRF guarda silencio sobre este tema.