LA LUZ es el motor de la fotosíntesis. Pero lo que permite a las plantas para la producción de energía (química) es también el que corre el riesgo de que se dañe. Porque si la luz es demasiado las plantas son el sufrimiento y la necesidad de defenderse a sí mismos. Por lo tanto, deben tener un mecanismo que ayuda a disipar el exceso de energía de la luz. Y hoy, un equipo de investigadores, la parte italiana gracias a las aportaciones de los investigadores de la Universidad de Pavía, milán y Verona, muestran cómo se las arreglan para hacerlo en las páginas de la revista Nature Communications.

«las plantas pueden responder a los rápidos cambios de la intensidad del sol y deshacerse del exceso de energía, pero ¿cómo funciona este mecanismo fotofisico ha sido objeto de debate durante décadas», explicó el Gabriela Schlau-Cohen en el Mit en Boston, a la cabeza del estudio. Schlau-Cohen y sus colegas han tenido éxito en la empresa para entender cómo las plantas de salvarse a sí mismos de que el exceso de luz y calor gracias a una técnica de espectroscopia, que les permitió observar los intercambios de energía entre los diferentes pigmentos de las plantas, apreciando los cambios que se producen en escalas de tiempo muy pequeñas, del orden de los femtosegundos (una millonésima de una billonésima parte de un segundo) y en diferentes niveles de energía. La hipótesis es, en efecto, que el exceso de luz – un exceso de fotones – distancia de las clorofilas a los carotenoides, que son capaces de disipar la energía a través de la vibración, pero también son capaces de contrarrestar la acción de los radicales libres. La técnica desarrollada por los investigadores les permiten observar precisamente este cambio, es decir, la transferencia de energía entre diferentes pigmentos.