Los operativos XXL “Plaza Limpia” no se detienen en las puertas de las comisarías ni en las de los juzgados judiciales. Tras la ofensiva contra los narcotraficantes llevada a cabo la semana pasada en Marsella y que se extendió este lunes a otras ciudades de Francia, la Cancillería insiste: no se deben excluir las prisiones. Además, el martes y el miércoles pasados, la dirección de la administración penitenciaria llevó a cabo dos operaciones de huelga en las prisiones de Baumettes y Salon de Provence para “atacar el crimen organizado”, subraya el Ministerio de Justicia. Desde estos establecimientos penitenciarios los traficantes continúan traficando drogas para uso de los reclusos y continúan estructurando sus actividades delictivas desde sus celdas. Así, la prisión no es más que un peligro que desde hace mucho tiempo está plenamente integrado en los delincuentes.

“Brigadas caninas y un equipo regional de intervención y seguridad –el equivalente al GIGN penitenciario (Nota del editor)– registraron cincuenta células de personalidades implicadas en el crimen organizado, atacadas en particular gracias a la Inteligencia Penitenciaria”, decimos en la plaza Vendôme. En total, se movilizaron alrededor de un centenar de agentes. Según el Ministerio de Justicia, se trata de una operación en el “extremo alto del espectro” del tráfico de drogas. «Encontramos 18 teléfonos móviles, seis tarjetas SIM y 60 gramos de resina de cannabis». Si la cantidad no es neutra para un establecimiento penitenciario, tampoco es espectacular teniendo en cuenta las incautaciones realizadas a principios de año, que podrían haber ascendido a 800 gramos. Pero en la Cancillería insistimos en el deseo de “aspirar y analizar todos los datos contenidos en los teléfonos móviles”.

En esta ocasión, la Cancillería levanta el velo sobre las incautaciones realizadas en 2023 en el recinto penitenciario, que incluye el interior de los muros así como el entorno de los establecimientos. En 2023, se incautaron 53.000 teléfonos y accesorios, incluidos cargadores y auriculares, frente a 42.000 en 2019. La magnitud del fenómeno ya había sido noticia en 2017, con 40.000 teléfonos incautados. En 2020, fueron 36.612, debido a las liberaciones masivas de detenidos por la epidemia de Covid-19.

Nunca las incautaciones de teléfonos móviles habían sido tan importantes. Mientras que la población criminal aumentó un 7% entre 2019 y 2023, el número de incautaciones de equipos electrónicos aumentó un 26%. “Y esto a pesar de que hemos instalado bloqueadores en las cárceles francesas, a un coste de dos millones de euros por bloqueador. ¿Por qué hay cada vez más teléfonos móviles en prisión, aunque los reclusos ahora tienen acceso a ellos? Evidentemente, su uso no es el mismo que el de un teléfono inteligente que permite a un recluso continuar con sus travesuras en total tranquilidad o amenazar a sus víctimas”, subraya un director de prisión muy amargado. En cuanto a las incautaciones de drogas, también están aumentando. En 2023, con todos los productos combinados, la administración penitenciaria produjo 21.000, frente a los 17.000 de 2019.

La publicación de estas cifras se produce cuando la administración penitenciaria acaba de verse sacudida por el arresto de cinco guardias Réaux que presuntamente practicaban el tráfico de drogas durante mucho tiempo mientras estaban detenidos. Según la Cancillería, el fenómeno es raro y las sanciones severas, “ya ​​que entre 2018 y 2023 se dictaron 22 sanciones, entre ellas 19 despidos de 30.000 agentes en contacto diario con los detenidos”.