Crepúsculo. Las solemnes declaraciones de dos de los tribunales más importantes de Francia, París y Bobigny, fueron una oportunidad para que sus presidentes elaboraran un sombrío inventario de la sociedad y el Estado de derecho. Stéphane Noël, presidente del Tribunal de París, recordó con seriedad que “el año 2023 estuvo marcado una vez más por grandes crisis, ataques despreciables y abominaciones que no pensábamos volver a ver desde la última guerra mundial”. “Todos somos conscientes de la dimensión particular de las crisis que vivimos a principios del siglo XXI”, añadió. Lo suficiente como para hacer esencial, según él, “el buen funcionamiento de los servicios públicos para que nuestros conciudadanos se adhieran, por convicción, en su conjunto, a los valores fundamentales”.

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En la misma línea está Peimane Ghaleh-Marzban, su homólogo en Bobigny, quien desde hace tres años sigue perfeccionando la organización de su tribunal, en busca de una eficacia acorde con la competencia. Después de haber creado – y potenciado – los centros dedicados a la violencia doméstica y a la delincuencia económica y financiera, ensayó “un enfoque territorializado” de la justicia correccional, “permitiendo al juez arraigarse en la realidad del territorio”. Un experimento que desea sistematizar.

La justicia como cemento, por tanto, en un mundo en el que percibimos “el eco del sonido y la furia de la delincuencia”, en palabras de Laure Beccuau, fiscal de París. Prueba de ello es el aumento de la actividad del polo del “odio en línea”, cuyo “número de investigaciones aumentó de 551 en 2022 a 1.051 en 2023. Y para plantear la cuestión de “la compatibilidad de la ley de 1881 sobre la prensa con la necesidad de procedimientos rápidos en esta materia”, cuando se trata de sancionar contenidos en redes sociales.

En Bobigny luchamos también para combatir la delincuencia, siempre violenta y a veces gratuita. El fiscal Éric Mathais asegura que no se ha rendido ante los disturbios del verano pasado. “Al 21 de diciembre de 2023, el informe judicial era el siguiente: casi 660 personas bajo custodia policial, incluidas casi 200 sólo durante la noche del 1 al 2 de julio; 260 remisiones, 100 de las cuales corresponden a menores; 160 jueces adultos en comparecencia inmediata”. El magistrado elige cada vez más a menudo golpear a los delincuentes en la billetera, ya que las cárceles ya están explotando debido al hacinamiento carcelario.

Detrás de su voz tranquila, Laure Beccuau ya no oculta su preocupación por la situación del crimen organizado, evocando un “peligro real y multifacético”, recordando que la justicia francesa ciertamente impone “sentencias acordes con nuestra legislación, pero no con la de Europa”.

El crimen organizado se superpone al terrorismo, del que Jean-François Ricard, fiscal antiterrorista, ha hecho un inventario sin escrúpulos. “El movimiento endógeno es hoy la principal amenaza a la que está expuesto nuestro país”, explicó. “Hemos podido observar, en 2023 y a principios de 2024, un fuerte aumento de proyectos de acción violenta que involucran a jóvenes, a veces menores, guiados por la ideología yihadista. Es demasiado pronto para saber si este rejuvenecimiento refleja el surgimiento de una nueva generación de terroristas. Este fenómeno reciente no debe hacernos olvidar que cada “punto bajo de la ola” de acción terrorista siempre ha constituido un período de retirada que permite a los yihadistas reconstituir sus fuerzas e invertir profundamente en la sociedad”, prosiguió, insistiendo en la ejecución y aplicación de las penas y pidiendo “una conciencia real sobre la cuestión específica del apoyo a quienes salen de prisión condenados por actos de terrorismo”.

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E insistir: “Si los actos de reincidencia se habían limitado hasta ahora esencialmente a actos de apología del terrorismo, el atentado cometido el 2 de diciembre en el puente de Bir Hakeim ilustró un acto de reincidencia de alta intensidad”. Y para afirmar: “es evidente que el abanico de medidas puestas a disposición del sistema de justicia no responde plenamente a las necesidades identificadas hasta la fecha”. Un llamado a un comienzo político sentado en primera fila, en el lugar de honor, Yaël Braun-Pivet, presidenta de la Asamblea Nacional.