La inteligencia artificial está tomando fuerza en el mundo laboral, con empresas como Lufthansa, Bosch y ahora Amazon reduciendo empleos debido a esta tecnología. En Panamá, la situación no es muy diferente, ya que el movimiento de carga también se ve afectado por estos cambios. La Cuarta Revolución Industrial, basada en la automatización y la inteligencia artificial, avanza rápidamente, mientras que el país enfrenta deficiencias en educación y capacitación.
Demográficamente, Panamá se encuentra en un momento histórico con la mayor fuerza laboral de su historia, gracias al llamado «bono demográfico». Sin embargo, la tasa de reemplazo de la población está disminuyendo, lo que significa que el nivel de población se estabilizará después de esta expansión. Esto plantea un desafío importante, ya que el país se enfrenta a su mayor potencial productivo y al riesgo de obsolescencia laboral si no invierte en educación y capacitación.
La inteligencia artificial no se limita a chatbots, sino que incluye agentes capaces de realizar tareas complejas sin supervisión constante. En Panamá, esto impacta directamente en sectores como la logística, el servicio al cliente, la contabilidad y la documentación. El Banco Interamericano de Desarrollo estima que cerca del 60% de los empleos en Panamá son vulnerables a ser reemplazados por sistemas de inteligencia artificial, lo que destaca la necesidad de un plan nacional de reconversión laboral.
El sistema educativo panameño muestra debilidades en su capacidad para enfrentar estos desafíos, con una falta de correlación entre la inversión y los resultados educativos. Se necesita una transformación educativa profunda para preparar a los panameños para la economía del futuro. La competencia laboral y comercial es global, y Panamá debe actuar con urgencia para mantenerse relevante en este nuevo escenario. Si el país quiere ser protagonista y no víctima de la Cuarta Revolución Industrial, debe invertir en educación, capacitación y políticas de equidad regional y étnica.















